Descubren un laboratorio de la Segunda Guerra Mundial donde realizaban experimentos con armas químicas y biológicas en humanos

Hallado cerca de la ciudad de Anda, en la provincia de Heilongjiang, fue emplazado por los japoneses cuando ocuparon China.

Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

Una vista aérea del sitio de prueba de Anda, donde los arqueólogos han ubicado una instalación subterránea de investigación de armas biológicas utilizada por el ejército japonés en la Segunda Guerra Mundial. Foto: Instituto Provincial de Reliquias Culturales y Arqueología de Heilongjiang

Arqueólogos chinos han descubierto un de campo de prueba de la Unidad 731 del Ejército Imperial Japonés, que llevaba adelante brutales experimentos con armas químicas y biológicas en humanos durante la Segunda Guerra Mundial.

El laboratorio subterráneo hallado cerca de la ciudad de Anda, en la provincia de Heilongjiang, es la mayor instalación de pruebas utilizada por científicos militares japoneses entre 1935 y 1945, durante la ocupación japonesa de China.

La Unidad 731 había comenzado como una unidad de salud pública, pero pronto comenzó a incluir en sus investigaciones experimentos con armas químicas y biológicas, para los que utilizaron prisioneros chinos, coreanos, rusos, estadounidenses, británicos y canadienses. Según las estimaciones más prudentes, al menos 1.000 prisioneros murieron por tales pruebas con granadas, bombas bacterianas, lanzallamas y armas químicas, aunque hay estudios que elevan la cifra hasta a más de 3.000 y otras investigaciones incluso hablan de 12.000 hombres, mujeres y niños, con cerca de 200.000 afectados.

Médicos de la Unidad 731 extrayendo órganos en una necropsia.

Los registros históricos muestran que los experimentos de la Unidad 731 en el sitio de Anda incluyeron infectar a los prisioneros con enfermedades mortales y probar nuevas armas biológicas. Algunos de los estudios más espantosos se realizaron en búnkeres subterráneos diseñados para contener y controlar la propagación de agentes infecciosos. Los documentos desclasificados revelaron más tarde que los datos se compartieron con las autoridades estadounidenses a cambio de inmunidad por los crímenes de guerra y se transfirieron al centro de investigación del Ejército de los EE. UU. en Fort Detrick, donde se utilizaron para desarrollar armas biológicas durante la Guerra Fría.

Los datos se compartieron con las autoridades estadounidenses a cambio de inmunidad por los crímenes de guerra

El descubrimiento del laboratorio subterráneo podría conducir a nuevas pruebas sobre crímenes de guerra, señala la revista arqueológica de China, Northern Cultural Relics. “También destaca el legado continuo de las atrocidades de la Unidad 731 y su impacto en los esfuerzos globales para prevenir la guerra biológica”, dijeron los investigadores, del Instituto Provincial de Reliquias Culturales y Arqueología de Heilongjiang.

Instalaciones

Los arqueólogos, que aún no han ingresado a los búnkeres, comenzaron su investigación en 2019 utilizando varias técnicas que incluyen prospección geofísica, perforación y excavación. El estudio reveló una instalación subterránea que consta de túneles y cámaras interconectados con funciones y propósitos complejos. Los investigadores también analizaron la profundidad enterrada de las estructuras para comprender mejor su función. Un grupo de búnkeres a 1,5 metros por debajo de la superficie en el centro del sitio llamó su atención. La estructura en forma de U, de unos 33 metros de largo y 20,6 metros de ancho, se extiende de este a oeste con una habitación a cada lado.

También hay una habitación de 5 x 3,8 metros en la esquina noreste y una habitación circular de 3 metros de diámetro en el extremo sureste del grupo, dijeron los investigadores. Es aquí donde los arqueólogos creen que los sujetos humanos fueron llevados para su observación y disección después de haber sido infectados con enfermedades o expuestos a agentes químicos. Si bien no son muy grandes, las habitaciones son lo suficientemente amplias como para sugerir que el grupo era un laboratorio.

Una imagen publicada por expertos chinos en 2002 muestra a las tropas japonesas de la Unidad 731 realizando un experimento de congelación en la provincia china de Heilongjiang durante la Segunda Guerra Mundial. Foto: Reuters

Construido en 1941, el campo de prueba especial de Anda fue el sitio de prueba más grande, mejor equipado y más utilizado de la Unidad 731, según el registro histórico. Fue supervisado por el Departamento de Guerra Bacteriológica, que experimentó principalmente con personas vivas recluidas en prisiones especiales. El campo de pruebas fuertemente custodiado estaba rodeado por una cerca de alambre de púas. Las instalaciones sobre el suelo incluían una pista de aterrizaje, almacenes, cuarteles, pozos y marcos metálicos triangulares utilizados como objetivos de bombardeo.

Se construyeron laboratorios, salas de observación y disección, así como celdas de detención bajo tierra para mantener el secreto y proteger contra los ataques aéreos. Las instalaciones subterráneas incluían cuarteles, garajes, baños, comedores y pozos, algunos conectados por túneles, según el informe.

Experimentos brutales

El sitio de Anda fue destruido por la Unidad 731 en agosto de 1945 junto con otras instalaciones para borrar la evidencia de sus experimentos. “La mayoría de los edificios de la superficie fueron destruidos a excepción de la pista”, según los arqueólogos.

Fotografías de los experimentos con armas químicas realizados por unidades especiales del Ejército Imperial japonés en el territorio ocupado de Manchuria.

Investigaron fundamentalmente sobre enfermedades infecciosas, inoculando a sujetos sanos los gérmenes del cólera, tifus, difteria, botulismo, ántrax, muermo, brucelosis, disentería, sífilis, peste, etc., para analizar el desarrollo de las enfermedades y probar la efectividad de ciertas vacunas. Las víctimas eran forzadas a comer alimentos infectados o a beber líquidos contaminados, o bien se les obligaba a portar objetos o ropas contaminadas. También se usaron blancos humanos para probar la efectividad de granadas, lanzallamas o bombas explosivas, se les obligaba a beber iperita o se les exponía a ácido cianhídrico y gas mostaza.

También se realizaron experimentos de carácter fisiológico, muy similares a los efectuados por los médicos nazis, como la valoración del tiempo de asfixia tras colocar cabeza abajo a los prisioneros y de embolia después de la inyección intravascular de aire. Se probaron los efectos de la inyección de orina de caballo y de agua de mar, la privación de alimentos, agua o sueño, la congelación, las radiaciones masivas con rayos X, etc. Algunos prisioneros fueron incluso colocados dentro de máquinas centrífugas para determinar el tiempo de supervivencia.

El excomandante de la Unidad 731, Sakaki Hayao, describió un experimento «extremadamente cruel» realizado en el campo de Anda solo unos meses antes de que los japoneses se rindieran. En su testimonio ante el tribunal militar especial de Shenyang en 1956. Hayao relató que vio a personas atadas a postes de madera y expuestas al ántrax a través de bombas llenas de bacterias que se arrojaron desde aviones o detonaron a quemarropa. “Fue un acto especialmente brutal”.


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1 comentario

  1. La mayoría de los miembros de la Unidad 731 no fueron juzgados, ya que los Estados Unidos estuvieron muy interesados en conservar los resultados de sus experimentos para su propio programa de guerra bateriológica, tuvieron tiempo para destruir pruebas de sus atrocidades…Shiro Ishi fue su líder…

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