Descubiertos en Zambia, retrasan los orígenes de la manipulación de la madera en África.

Siempre fue dificultoso para los investigadores encontrar restos de artefactos prehistóricos de madera, ya que se pudre y desaparece. El más antiguo hasta el momento, un fragmento de tabla pulida de hace unos 780.000 años, en el yacimiento israelí de Gesher Benot Ya’aqov. En Europa, en lugares como Clacton-on-Sea (Reino Unido) y en Schöningen (Alemania) se han descubierto lanzas completas con una antigüedad de unos 400.000 y 300.000 años respectivamente.
Pero un nuevo hallazgo arqueológico registrado en Kalambo Falls, en la frontera de Zambia con Tanzania, desafía ahora la imagen que tenían los investigadores sobre las habilidades técnicas de los primeros homininos, señala el redactor David Barreira. Hace casi medio millón de años, en un yacimiento que se encuentra a la orilla de un río con una cascada de 235 metros, un grupo de humanos construyó la estructura de madera más antigua de la historia. Los vestigios, dos troncos entrelazados y con evidencias de haber sido manipulados de forma intencionada, han sido documentados por un equipo de arqueólogos de las universidades británicas de Liverpool y Aberystwyth.
Se trata de una construcción, que data de hace al menos 476.000 años —es decir, anterior incluso a la aparición de la especie Homo sapiens—, podría haber sido una pasarela, una plataforma elevada o los cimientos de una vivienda erigida en la llanura aluvial. Independientemente de su enigmática función, es la evidencia más antigua de manipulación de troncos para hacerlos encajar. El uso de madera por humanos primitivos conocido hasta ahora se limitaba a hacer fuego y fabricar lanzas y palos para cavar.

Los arqueólogos han hallado en el yacimiento de Kalambo Falls restos de madera modificada de al menos dos fases distintas de ocupación. En la más antigua, que data de hace unos 476.000 años, se ha documentado esa estructura que constaba de dos troncos entrelazados cuyo segmento superior se trabajó para encajar sobre otro tronco subyacente. La segunda fase, de hace entre 390.000 y 324.000 años, ha sacado a la luz los restos de cuatro artefactos de madera más pequeños, entre ellos una cuña y un palo para cavar.
«Este descubrimiento ha cambiado mi forma de pensar sobre nuestros primeros antepasados. Olvidémonos de la etiqueta de Edad de Piedra y miremos lo que estaban haciendo estos individuos: algo nuevo y grande de madera. Usaron su inteligencia, imaginación y habilidades para crear algo que nunca antes habían visto, algo que nunca antes había existido«, explica Larry Barham, director del proyecto de investigación y autor principal del artículo científico sobre el descubrimiento publicado en la prestigiosa Revista Nature. «Transformaron su entorno para hacer la vida más fácil, aunque fuera solo una plataforma para sentarse junto al río y realizar sus actividades diarias. Estas personas se parecían más a nosotros de lo que nos pensábamos«.
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