Con un discurso por momentos mesiánico, aseguró que el capitalismo es «moralmente superior».

Milei dio la nota en Davos con un discurso donde hizo un férrea defensa del capitalismo advirtiendo que «occidente está en peligro» y se debe velar por nos «cooptados» por una «visión del mundo» que «inexorablemente conduce al socialismo».
«El capitalismo de libre empresa es la única herramienta que tenemos para terminar con el hambre y la pobreza en el planeta», afirmó Milei al exponer este mediodía en el Foro Económico Global de Davos, en Suiza, donde se reúnen los jefes de Estado y empresarios de las finanzas del mundo.
En su discurso, Milei afirmó que el capitalismo es un sistema político y económico «justo y moralmente superior», cuya implementación llevó al mundo actual a ser «más rico, libre, pacífico y próspero que en cualquier otro momento de la historia».
«Hoy estoy acá para decirles que Occidente está en peligro. Está en peligro porque aquellos que supuestamente deben defender sus valores se encuentran cooptados por una visión del mundo que inexorablemente conduce al socialismo y en consecuencia a la pobreza», subrayó el economista que lleva un mes y una semana en la Presidencia.
En ese sentido, Milei opinó que «la doxa de izquierda atacó al capitalismo por una cuestión de moralidad» y sostuvo que la «justicia social no aporta al bienestar general» de las poblaciones.
«La justicia social no es justa, es violenta. El Estado se financia a través de impuestos que se cobran de manera coactiva. A mayor carga impositiva mayor es la coacción y menor la libertad», afirmó.
El Presidente sostuvo en el foro de Davos que desde que Argentina «abandonó hace 100 años el modelo de la libertad» y puso en práctica políticas «colectivistas», los argentinos son «más pobres».
«El empresario exitoso es un benefactor social que lejos de apropiarse de la riqueza ajena, contribuye al bienestar general. En definitiva, un empresario exitoso es un héroe», aseguró.
Por ese motivo, instó a que «no cedan al avance del Estado» porque «no es la solución, sino el problema en sí mismo».
«Los experimentos colectivistas nunca son la solución a los problemas que aquejan a los ciudadanos del mundo sino que son su causa. Nadie mejor que los argentinos para dar testimonio de estas dos cuestiones», remarcó.
En otro tramo de su discurso, Milei criticó la «agenda del feminismo radical» que consideró que plantea una «pelea ridícula y antinatural entre el hombre y la mujer» y que solo devino en «mayor intervención del Estado».
«Otro de los conflictos que los socialistas plantean es el hombre contra la naturaleza. Sostienen que los seres humanos dañamos el planeta y que debe ser protegido a toda costa incluso llegando a bregar por mecanismos de control poblacional o en la agenda sangrienta del aborto», alertó.
Milei también reclamó a los economistas «neoclásicos que salgan de la caja» y sostuvo que «el empobrecimiento que produce el colectivismo no es una fantasía ni tampoco fatalismo», sino «una realidad que los argentinos conocemos muy bien hace por lo menos 100 años».
El presidente envió «un mensaje para los empresarios» pidiéndoles que «no se dejen amedrentar ni por la casta política ni por los parásitos que viven del Estado» y sostuvo que «nadie les diga que su ambición es inmoral».
«No se entreguen a una clase política que lo único que quiere es perpetuarse en el poder y mantener sus privilegios», remarcó Milei.
Por otra parte, señaló que «inexorablemente, por desconocer el mercado, cada vez que quieren solucionar lo que consideran un fallo, estarán abriendo las puertas al socialismo y condenando a las personas a la pobreza».
Milei cerró su discurso asegurando que «a partir de hoy cuentan con Argentina como aliado inclaudicable» y exclamando su característico «Viva La Libertad Carajo».
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Y Mr. Javier Gardiner lo hizo en Davos. Su discurso nos hace recordar la extraordinaria actuación del gran Peter Sellers como Mr. Gardiner, que por haber vivido una vida entera en el universo cerrado de la jardinería no sabía hablar de otra cosa que de jardines a una élite que creía estar escuchando sabias metáforas. Representado a la República Argentina como presidente constitucional -nada menos-, explica convencido de que la apropiación privada de la producción colectiva de la riqueza es la libertad, y la medidas violentas de desposesión social y concentración en pocas manos es la fuente de una paz duradera. Y como cree en eso firmemente, no duda en hablar de la paz en medio de la guerra ni de la prosperidad en medio de la peor de las desigualdades. Y aquí está la diferencia. Es esta élite, la del poder real internacional, El Foro Económico Mundial y su reunión anual en Davos, criticados por el coste público de la seguridad, mientras que ha acumulado varios cientos de millones de francos suizos en reservas y no paga impuestos federales, por la creación de una élite mundial rica sin vínculos con las sociedades más amplias; manipulando ciertos procesos de toma de decisiones, las cuestiones de género y la falta de transparencia financiera. Ahora, como ciudadano «común», ¿Qué es tener vergüenza ajena?
Puede entenderse por vergüenza ajena la vivencia de pudor, incomodidad o rechazo que sentimos en primera persona, ante la acción de una tercera persona que nos parece embarazosa, ridícula o patética.
Pero Mr Gardiner es nada. Un producto formateado por una parte de ese poder real internacional que, en connivencia con los apátridas del establishment local, recalcitrantes de derecha y ultraderecha, crean en ciclos cuasi constantes las crisis para mantener a la gran mayoría de la sociedad sometidos. Nada nuevo. Buscar y Leer. Buitres en Davos y cerquita, cruzando el charco nomás, en sus tertulias políticas, ceos «argentinos» (Rattazzi, Soldati, Manzano, entre otros…), en esa costa se preocupan que un Gardiner no se pase de rosca y mate del todo el mercado interno de consumo; fuente de riquezas donde las ganancias en su porcentaje se encuentran en el podio internacional. Esto es así y no de otra manera.
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