Iniciamos un camino hacia el 2001: Las grandes empresas despiden y suspenden trabajadores en forma masiva

Las delirantes políticas económicas de Milei causan despidos masivos en empresas como ChangoMás, Acindar y PepsiCo. La caída de la demanda y producción agrava la crisis, aumentando el desempleo y la desigualdad. En esta nota sin hacer futurología (porque ya lo vivimos en el 2001) te describimos el proceso económico que estamos viviendo, sus consecuencias y donde termina. Spoiler, es urgente cambiar el rumbo para evitar el colapso.

Por Walter Onorato para EnOrsai

La crisis económica generada por la gestión de Javier Milei continúa desmoronando el empleo registrado a un ritmo alarmante. Aunque los datos oficiales no muestran aún un aumento crítico en el número de despidos, las grandes empresas están reduciendo sus plantillas de manera significativa debido a la baja en la actividad económica y el consumo. Cientos de trabajadores están siendo despedidos o suspendidos en una espiral que parece no tener fin, engrosando una lista que abarca desde el sector industrial hasta el comercial.

Desde Changomas hasta Acindar, pasando por PepsiCo, General Motors, Fate, y cadenas comerciales como Jumbo y Diarco, los despidos se cuentan por cientos. La situación es alarmante, ya que estos movimientos se suman a los 100 mil empleos registrados destruidos en el primer trimestre del año, según los propios cálculos del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), basados en la Encuesta de Indicadores Laborales de la Secretaría de Trabajo y los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).

Tratemos de analizar lo que esta sucediendo y de tomar conciencia hacia donde estamos caminando con estas medidas económicas absolutamente delirantes. Para esto debemos decir que en el seno del sistema capitalista, las crisis económicas suelen desencadenar un ciclo vicioso que impacta severamente en la producción y el empleo.

Este ciclo puede ser desatado por diversas causas, entre ellas, las políticas de gobierno que afectan de manera negativa en la economía. Cuando las políticas como las empleadas por Javier Milei, como el aumento inflacionarios sobre la canasta familiar, el aumento de impuestos, o la falta de incentivos a la inversión, minan la confianza empresarial y el poder adquisitivo de los consumidores, se produce una contracción en la demanda. Esto lleva a una disminución en las ventas, lo cual repercute directamente en la producción y, subsecuentemente, en el empleo.

Fase 1: Caída en la Demanda y Reducción de Ventas

El primer eslabón de este ciclo comienza con una caída en la demanda de bienes y servicios. Esto esta ocurriendo por diversas razones, como el aumento en el desempleo, la inflación generada, o la disminución en el ingreso disponible de las familias. El gobierno de Milei con sus políticas económicas ha generado incertidumbre y temor en un sociedad que ha cuidado su consumo. Esto agrava aún más la situación, ya que los consumidores tienden a reducir sus gastos en respuesta a un entorno económico adverso.

Fase 2: Reducción de la Producción

Frente a una caída significativa en las ventas, las empresas, obviamente se ven obligadas a reducir su producción para evitar la acumulación de mercadería no vendido. Es una medida de autoprotección de las empresas.  Esta decisión, aunque lógica desde un punto de vista empresarial, tiene consecuencias profundas para la sociedad en su conjunto. Menor producción implica una menor necesidad de mano de obra, lo que lleva a despidos y suspensiones de empleados. Además, la reducción de producción puede provocar una disminución en la compra de materias primas y servicios, afectando negativamente a otros sectores de la economía.

Fase 3: Despidos y Aumento del Desempleo

Para mantener sus márgenes de ganancia en un contexto de menores ventas, las empresas comienzan a recortar costos, siendo el empleo uno de los primeros en ser afectado. Los despidos y las suspensiones de trabajadores no solo reducen los costos laborales, sino que también generan una sensación de seguridad financiera entre los accionistas y los mercados. Sin embargo, este aumento en el desempleo reduce aún más el poder adquisitivo de los consumidores, creando una espiral descendente de demanda.

Fase 4: Profundización de la Crisis

El aumento del desempleo y la reducción del ingreso disponible agravan la crisis, ya que menos personas tienen capacidad de consumo. Esto perpetúa la baja en la demanda, obligando a más empresas a reducir aún más su producción y despedir más empleados. La economía entra en un estado de contracción donde cada fase del ciclo se refuerza mutuamente, dificultando la recuperación.

Changomas y una oleada de despidos

La cadena de supermercados ChangoMás ha despedido a más de 150 trabajadores en varias de sus sucursales de la provincia de Buenos Aires, desencadenando una oleada de protestas y medidas de fuerza por parte de los empleados afectados. La empresa alega que estos despidos se deben a la caída en las ventas provocada por la crisis económica que atraviesa el país, pero los trabajadores exigen la reincorporación inmediata y denuncian la falta de alternativas por parte de la compañía.

La ola de despidos

El caso como el de ChangoMás y de otras muchas empresas que han generado despidos en todo el país, es una demostración fáctica que estamos transitando entre la fase 2 y la fase 3 que significa una reducción de la producción generando despidos y un fuerte aumento del desempleo.

La cadena de supermercados ChangoMás ha despedido a más de 150 trabajadores en varias de sus sucursales de la provincia de Buenos Aires, desencadenando una oleada de protestas y medidas de fuerza por parte de los empleados afectados. La empresa alega en una excusa absolutamente simplista que estos despidos se deben a la caída en las ventas provocada por la crisis económica que todos sabemos fue generada por las políticas implementadas por el ministro de economía Luis Caputo.

La empresa ChangoMás a demostrado que responde a los estímulos de los resultados que genera su planilla de Excel. Si las ventas caen y eso genera menor ganancia esta se recupera restando lo que consideran erróneamente como un «gasto» que son los trabajadores.

Las cifras de despidos en ChangoMás son alarmantes: 27 trabajadores cesanteados en San Justo, 7 en La Tablada, y 17 en el shopping Alto Avellaneda. Además, se teme que nuevos despidos se concreten en la sucursal de Bahía Blanca. La empresa, representada por su director de Relaciones Institucionales, Juan Pablo Quiroga, afirmó que «la compañía decidió redefinir la estructura de trabajo en ocho tiendas, en distintos puntos del país».

Según Quiroga, se han realizado todos los esfuerzos posibles para relocalizar o reasignar tareas y funciones, pero en 152 casos no se encontraron alternativas viables, por lo que se ofrecieron «las mejores condiciones, en línea con lo previsto por la ley y en el marco de un absoluto respeto por las personas».

Los trabajadores ante esta situación exigen la reincorporación inmediata y denuncian la falta de alternativas por parte de la compañía. José Mercado, secretario de organizaciones del Sindicato de Zona Oeste, declaró a la radio 750 que están “esperando una respuesta” de la empresa para la reincorporación de los trabajadores despedidos.

Mercado describió la situación como «angustiante», subrayando que «quedarse sin trabajo es una situación que no se la deseo a nadie porque, además de que se está viviendo una crisis, que los sueldos no alcanzan, que el rubro alimenticio aumenta de forma descontrolada, todo aumenta».

La industria en jaque

Fate, una de las tres fábricas de neumáticos en Argentina, anunció el despido de 97 empleados. La empresa argumenta que necesita ajustar su estructura para adecuarse al contexto actual del negocio que les plantea el gobierno de Milei.

Este anuncio se suma a la paralización de la planta de Villa Constitución de Acindar, propiedad del grupo Arcelor Mittal, afectando a más de 3.000 operarios. La capacidad instalada de Acindar es de un millón setecientas mil toneladas, pero este año solo producirán seiscientas mil toneladas debido a la drástica reducción en las ventas.

PepsiCo también confirmó el despido de 36 trabajadores en su planta de Mar del Plata, y General Motors achicó su plantilla a través de retiros voluntarios en su fábrica de Alvear, Santa Fe. Toyota y Renault siguieron el mismo camino, con procesos de retiros voluntarios para 400 y 270 trabajadores respectivamente.

Un panorama desolador

Estos despidos masivos reflejan una tendencia preocupante que ha visto cómo se destruyen miles de empleos registrados. En el primer trimestre de 2024, se perdieron 62.920 empleos, con una proyección de otros 34.166 en marzo. Los sectores más afectados son la construcción, las actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler, y la industria. La construcción, en particular, ha sufrido la mayor pérdida de empleo, con 46.249 puestos destruidos en los primeros tres meses del año.

El informe del CEPA destaca que hasta agosto de 2023, el empleo registrado privado había crecido durante 37 meses consecutivos. Sin embargo, esta tendencia se revirtió en septiembre debido a la incertidumbre electoral, y se profundizó con la asunción del nuevo gobierno, marcado por el colapso de la actividad económica. En comparación, el crecimiento de empleo registrado en el sector privado desde enero de 2012 hasta noviembre de 2023 fue de apenas un 5% en 12 años.

Las cifras que no mienten

En febrero de 2024, la caída del empleo registrado fue paralela a un desplome de la actividad económica del 3,2% interanual. Los indicadores tempranos de marzo muestran caídas de dos dígitos interanuales, sugiriendo que el empleo continuará en descenso. La utilización de la capacidad instalada de las industrias en marzo fue del 53,4%, un claro reflejo de la crisis que atraviesa el país.

La crisis del empleo registrado no es solo una estadística fría. Detrás de cada número hay historias de familias afectadas, de economías domésticas en colapso, de sueños truncados. La situación es crítica y exige una respuesta contundente y eficaz por parte de las autoridades. Las políticas económicas deben enfocarse en revitalizar la actividad económica y proteger los empleos, evitando que esta espiral descendente continúe.

Las grandes empresas, que alguna vez fueron motores de la economía, ahora se encuentran al borde del colapso. Los despidos y suspensiones no solo afectan a los trabajadores directamente involucrados, sino que también tienen un efecto cascada en la economía local y nacional. Es imperativo encontrar soluciones que permitan a estas empresas recuperar su capacidad productiva y mantener sus plantillas, garantizando así la estabilidad laboral que tanto necesita el país.

Esto ya lo vivimos, no es futurología

Lo que está provocando Javier MIlei con sus políticas económicas se llama «desempleo estructural«. Por la experiencia vivida en la crisis del 2001 estamos en condiciones de asegurar que la prolongada falta de empleo conduce a que muchos trabajadores pierdan sus habilidades o se desmoralicen, dificultando su reinserción en el mercado laboral.

La consecuencia del desempleo estructural es inevitablemente la «desigualdad económica» porque como sabemos, estas crisis tienden a afectar desproporcionadamente a los sectores más vulnerables de la sociedad, aumentando la brecha entre ricos y pobres. Estas crisis no afectan a todos por igual, en algunos sectores no son afectados de la misma manera como aquellos que son los más vulnerables de la sociedad. Esto genera siempre de alguna manera un efecto de ruptura de lazos solidarios dentro de la comunidad.

Este ciclo que intentamos explicar, lleva inevitablemente a una «contracción del PIB», que es ni más ni menos la reducción sostenida de la producción y el consumo. La disminución del Producto Interno Bruto (PIB). Significando que la economía está produciendo menos bienes y servicios reiniciando el ciclo de menor producción, cierre de fábricas y despido de trabajadores.

Ahora bien, esto repercute también directamente en las finanzas públicas porque a medida que esto avance habrá menores ingresos por impuestos, significando que habrá menos recursos disponibles para que el estado puede enfrentar el financiamiento de servicios públicos esenciales como los de salud, educación o seguridad.

A esto debemos sumar, tal como sucedió en la crisis del 2001, lo que se denomina el «debilitamiento del Tejido Empresarial». Las pequeñas y medianas empresas, que suelen tener menos capacidad de resistencia, pero son las que dan más trabajo, deben cerrar, reduciendo la competencia y la innovación en el mercado además de generar el pináculo del ciclo.

Este punto es la «Crisis Social» de facto. El desempleo masivo y la pobreza pueden conducir a una crisis social, con aumento de la criminalidad, protestas y disturbios que no vamos entrar en detalles porque esperemos no llegar a este lugar.

Si bien el gobierno ha generado estas condiciones a propósito para intentar seducir a algún sector minoritario convencido de que es bueno vivir sin inflación a cualquier costo.

Esta crisis económica autoprovocada por Milei, como vimos, está llevando a las grandes empresas a tomar medidas drásticas que afectan a miles de trabajadores. En un gobierno serio, las mismas autoridades hubieran actuado de manera urgente para frenar esta tendencia y proteger los empleos, evitando un colapso aún mayor en el mercado laboral.

La recuperación de la economía y del empleo debe ser una prioridad ineludible para el país. El ciclo de caída en la demanda, reducción de producción, despidos y mayor desempleo puede tener varios resultados negativos a largo plazo, tal como lo vinieron haciendo los últimos gobiernos peronistas. Vale como dato que después de una crisis mundial provocada por una pandemia y una guerra en nuestro pais se demostró que con políticas y planificación adecuada el empleo creció de una manera histórica.

para finalizar, el ciclo económico de una crisis dentro del capitalismo, exacerbado por políticas delirantes de un gobierno que quizás no esté capacitado para estar al frente del estado, nos está arrastrando a una espiral descendente de demanda, producción y empleo. Para romper este ciclo, se requiere una intervención decidida y bien diseñada por parte del gobierno, orientada a reactivar la economía y proteger el empleo.

Deja un comentario