Virtualidades argentinas: bomberos y supermercados

Libertarios de buen corazón y héroes del supermercadismo en línea reconfortan día a día nuestra existencia virtual.

Por Estela Lauría para Noticias La Insuperable •

Mientras la oficina trol oficial nos conmueve hasta las lágrimas con el convite a los bomberos del bueno de Cristian, los consumidores libres buscamos las exclusivas ofertas on-line de los héroes del súper-súper mercadismo argento, el afrancesado, el de don Alfredo o el que sea que nos ayude a reducir esos treinta y pico de verdes que según Numbeo cuesta una compra híper básica en el granero del mundo.

Mientras cliqueamos con avidez la imperdible oferta del segundo al setenta por ciento, sentimos la culpa profunda de envidiar a ese bombero que departe con el maître del Lake y Spa Cacique Inacayal sobre los tesoros de la carta de vinos de tan distinguido hotel. Al tiempo, nosotros, ejerciendo nuestra libertad de consumidores frugales, borramos del carrito esa botella de tinto que lleva el nombre de un viñatero de fuste, nada menos que un Don Alfredo, hombre que integró sus saberes cárnicos con el profundo estudio de la enología y el labrado de vides.

La compra que, tras un estudio profundo de promociones bancarias, cupones y exclusividades en línea, cerramos con mano temblorosa en tres cuotas, vemos que ha costado como cinco o seis híper básicas de Numbeo.

Pero si el rústico brigadista patagónico se codea con el maître d’hôtel, ¿por qué nosotros no vamos a permitirnos una mortadelita con pistacho si ya hasta nos privamos de los placeres de la tradicional cava de don Alfredo?  Conciencia tranquila: aprovechamos, además, las mejores ofertas con envío a domicilio de costo reducido.

Esperamos impacientes la entrega en la franja horaria convenida sin reprimir un frotado de manos: primereamos al súper con las ofertas mejor de lo que lo hubiera hecho doña Lita. ¡Y sin caminar!

Al fin nos dejan las bolsas pletóricas de gangas. Saboreamos la foto con la que vamos a pavonearnos en redes dando cátedra de cómo se combate la inflación en libertad. Quién te dice que no podría llegarnos el like del Javo, del Gordo o del mismísimo Toto, que ahora perdió la vergüenza de socializar en la virtualidad.

El listado de faltantes nos hiela la sangre: ¡justo coincide con las ofertas! Pero bueno,  está la mortadelita que amerita instagramearla con un elogio a la tradición de la picada argenta que, ya se sabe, le pasa el trapo hasta al tapeo gaita. Nada de jamón serrano, gambas o boquerones, lo nuestro es daditos de salchichón, paleta y la reina mortadela con pistacho, todo bien regado con aperitivo Marcela, bueno y barato, que sí vino.

Antes de la foto, claro está, un posteo indignado con esos periodistas que dicen no tragarse lo del almuerzo de los bomberos. ¡Ensobrados! ¡Comunistas! Lo nuestro era sana envidia, pero lo de estos malnacidos es traición a la patria lisa y llana.

Y fíjese, Mabel, por otro lado, que protesté por los faltantes y me enviaron un cupón exclusivo para mí, ¡con vigencia por todo el día de mañana! Tiene tope, pero igual no voy a gastar tanto, qué me importa. Cuidan al cliente, ahora tienen que competir.

Y avísele a Raúl que también hay oferta de importados. Está para aprovechar las galletitas danesas que tanto se extrañaban desde que el prócer riojano se fue de la Rosada a la Rosadita. Le vamos a enviar una lata a Cristian. Pobrecito, tan calumniado. Un detalle para reconfortar a un hombre tan sensible.



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