La histórica referente de Abuelas de Plaza de Mayo y presidenta honoraria de la organización, Rosa Tarlovsky de Roisinblit, falleció este sábado a los 106 años. Su historia atraviesa la vida de miles de argentinos y argentinas que encontraron en ella un símbolo de lucha, amor y persistencia frente a la oscuridad de la dictadura cívico-militar.

De Moisés Ville al corazón de la memoria colectiva
Nacida en Moisés Ville, provincia de Santa Fe, hija de colonos judíos, Rosa creció con los valores de la solidaridad y la resistencia que marcaron a su comunidad. Esos mismos valores la acompañaron toda su vida, en especial cuando la tragedia golpeó a su familia durante el terrorismo de Estado.
La desaparición de Patricia y la búsqueda de Guillermo
Su hija Patricia Julia Roisinblit, militante montonera, fue secuestrada en octubre de 1978 cuando estaba embarazada de ocho meses. Patricia permaneció desaparecida en la Ex ESMA, uno de los principales centros clandestinos de detención de la dictadura. Allí dio a luz a su hijo Guillermo, apropiado por un integrante de la Fuerza Aérea.
La búsqueda incansable de Rosa se transformó en una bandera. En el año 2000, tras más de dos décadas de dolor y resistencia, logró abrazar a su nieto recuperado. Ese momento fue también un triunfo colectivo de las Abuelas y de todos quienes pelearon contra el olvido.
Una abuela que fue ejemplo de todos los días
Quienes la conocieron destacan su fuerza serena, su compromiso permanente y su lucidez sorprendente, incluso en sus últimos años. Nunca dejó de trabajar en Abuelas de Plaza de Mayo, acompañando a nuevas generaciones en la búsqueda de identidad y justicia.
Con ternura, su familia la llamaba “Site”, y así será recordada también por quienes la vieron como una verdadera madre y abuela del pueblo.
El legado de una vida imprescindible
La partida de Rosa no es un final, sino la reafirmación de un camino: el de la memoria, la verdad y la justicia. Su historia se entrelaza con la de todas las Madres y Abuelas, mujeres que convirtieron el dolor más profundo en una lucha universal por los derechos humanos.
Hoy, la Argentina despide a una mujer imprescindible, a una testigo viva del siglo XX que eligió no claudicar jamás. Su legado seguirá en cada nieto recuperado, en cada juicio a los genocidas, en cada bandera levantada por una sociedad que no olvida.
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Solo se muere fisicamemte. Esta hermosa madre y abuela seguirá presente en quienes creemos en el amor al otro y luchar en paz para sacar a los indeseables apátridas odiadores y violentos. Como hoy abuela Carlota, con las urnas . Toda la Paz tan merecida para vos.
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