Virtualidades argentinas: anzuelos y carnadas

Títulos engañosos e información chatarra despiertan sin cesar la curiosidad o las ansias de lectores ávidos de noticias provechosas.

Por Jorgelina Áster para Noticias la Insuperable

Parecería que de los medios tradicionales ya supiéramos todo. Están ahí desde siempre, tienen sus ideologías e intereses, sus omisiones e insistencias. Siempre se cree algo de lo que publican aunque se desconfíe bastante. Siguen teniendo su peso y pátina de longeva seriedad. Ningún político, incluso quien pregona que los medios tradicionales han muerto, quiere una primera plana negativa que lo involucre.

Pero la virtualidad no es solamente cosa de redes sociales y afines, allí los medios que tanto conocemos también pelean por un ratito de atención. Y se han enviciado a tal punto que a diario inundan el ciberespacio con noticias y artículos “carnada” esperando, claro, que mordamos el anzuelo. 

Apuntan al jubilado empobrecido, a mujeres y hombres que claman por un feriado que les prometa menos estrés, al que todavía cree que hay soluciones baratas y efectivas para quitar una mancha rebelde o lograr que su baño brille sin invertir horas de fregado, al enfermo crónico que sueña con liberarse del pertinaz mal que lo aqueja y, en fin, a cualquiera que piense que le darán la noticia y/o la fórmula salvadoras.

Así es que nos anuncian un inesperado fin de sema extra largo o la posibilidad de un milagro o una maldad de la ANSES. Y muchas otras maravillas o infortunios provenientes del Estado en desguace, de la tecnología o la ciencia. Son notas que, en realidad, jamás se publicarían en papel.

Difícil no caer alguna vez e informarse de un feriado extendido en un municipio ignoto, una inminente invasión alienígena o que la magra jubilación se ajustará, esta vez igual que las veces anteriores, por la magia del IPC de Marquitos. O que en una lejana universidad estudian cómo curar lo ahora incurable dentro de veinte –con suerte- o treinta años.

El espinel de los medios serios y los no tanto es infinito. A veces también recursivo: un artículo se repite periódicamente, se publica idéntico o con algún cambio mínimo. Por otro lado, no hay que olvidar que los secretos de los gatos se revelan casi a diario. Ni qué hablar de los buenos consejos, siempre confidenciales por lo efectivos, de los magnates triunfadores e infalibles.

Habrá que seguir soportando, quién sabe por cuánto tiempo, títulos como “La peor noticia para…”, “Cambia para siempre la/el…”, “Esta es la razón por…”, “Perderán [su X] quienes no realicen este trámite”, “La mejor noticia para los jubilados”, “Por única vez…”, “Casi nadie los sabe…”, “Este descubrimiento cambia para siempre la…” y muchos otros de tenor semejante.

Catástrofes, recetas milagrosas, explicaciones de los inexplicable y, en definitiva, todo tipo de alarmas o promesas de revelación de arcanos menudean en los servicios de noticias que casi a la fuerza se nos muestran en diferentes pantallas e invitan a la desilusión e, incluso, al disparate que fagocita tiempo sin provecho alguno para el lector tentado por la carnada chatarra.