Escándalo en Walmart: cliente termina detenido por una TV en «oferta»

Un televisor Philips de 70 pulgadas marcado a solo 547 pesos mexicanos (unos 30 dólares) desató un verdadero culebrón en Ciudad del Carmen. El cliente lo pagó, pero los empleados alegaron un error en el precio y terminaron entregándolo a la policía.


Una ganga que terminó en pesadilla

Lo que parecía ser la compra del año terminó en escándalo. Durante el fin de semana, un cliente de Walmart en Ciudad del Carmen, Campeche, en México, aprovechó lo que creyó una promoción imperdible: una televisión Philips de 70 pulgadas a solo 547 pesos mexicanos.

El hombre pasó por caja, abonó el monto que marcaba el sistema y se dispuso a llevar su nuevo televisor. Pero el sueño de estrenar pantalla gigante duró poco: empleados del supermercado lo interceptaron antes de salir, alegando que el precio era un error.


Del pasillo de electrónica al patrullero

Testigos aseguran que el personal de seguridad y varios empleados se le fueron encima al cliente, exigiéndole que devolviera el artículo. Según contaron, incluso rompieron el ticket de compra que comprobaba el pago.

La discusión escaló rápidamente hasta que llamaron a la policía, acusando al comprador de «intento de robo». En medio de jaloneos y gritos, el hombre terminó esposado en el estacionamiento y trasladado a la Fiscalía de Campeche.


Indignación en redes: «Si lo marcó el sistema, es su problema»

El episodio se viralizó en cuestión de horas. Usuarios de Facebook y X (ex Twitter) cuestionaron duramente a Walmart Campeche, recordando que no es la primera vez que la cadena anuncia ofertas y luego intenta desconocerlas.

Muchos se solidarizaron con el cliente y exigieron la intervención de la Profeco para que el supermercado respete lo que estaba marcado en caja. Otros aprovecharon para denunciar prácticas recurrentes de algunos empleados que «guardan productos en bodegas para aprovechar las ofertas antes que los clientes».


Profeco en la mira

Especialistas en consumo recordaron que, según la Ley Federal de Protección al Consumidor, las tiendas están obligadas a respetar el precio exhibido. Si fue error del sistema o del personal, el establecimiento debe asumirlo, salvo que se trate de precios evidentemente irrisorios que nadie podría considerar reales.

El caso ya llegó a la Profeco, que podría abrir una investigación para determinar responsabilidades y evitar que otros compradores terminen en una patrulla por confiar en lo que marca la caja.


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