La multinacional suiza SKF anunció el cierre de su histórica fábrica de rodamientos en Tortuguitas y el despido de 145 trabajadores. La decisión, que pone fin a casi un siglo de producción nacional, se inscribe en el esquema de apertura importadora y dólar bajo del “modelo Milei”, que arrasa con la industria metalúrgica argentina.
Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

Otro engranaje que se detiene
La empresa SKF, símbolo de la producción metalmecánica argentina, comunicó este martes el cierre definitivo de su planta en Tortuguitas, donde fabricaba rulemanes desde 1972. En su comunicado oficial, la compañía justificó la medida señalando que “tras una evaluación exhaustiva de diversas soluciones alternativas, finalmente no pudimos identificar una opción viable para mantener las operaciones”.
La producción será trasladada a Brasil, mientras que en Argentina sólo continuará la etapa de comercialización.
La decisión golpea el corazón industrial bonaerense y deja en la calle a 145 trabajadores, que se suman a la creciente lista de despidos en el sector. El Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires ya intervino para garantizar el pago de las indemnizaciones y buscar que la empresa mejore la oferta legal.
El impacto del “modelo Milei” en la producción
El dólar artificialmente barato, la apertura importadora indiscriminada y la ausencia de políticas de protección industrial conforman un cóctel que, lejos de “modernizar la economía”, está destruyendo la producción nacional.
El caso SKF es paradigmático: una empresa que sobrevivió a la hiperinflación, las crisis del 2001 y las dictaduras, pero no resiste el ajuste mileísta.
Según la firma, la decisión responde a la necesidad de “optimizar su presencia global y concentrarse en plantas más grandes y tecnológicamente avanzadas”. Detrás del eufemismo corporativo, lo que se oculta es la fuga de producción nacional hacia países con condiciones económicas más previsibles y políticas industriales activas, como Brasil.
“Frankenstein automotriz”: la advertencia de los fabricantes
Desde la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC) alertaron que lo que se presenta como integración regional es, en realidad, un proceso de sustitución inversa. “Lo que se exporta como un vehículo del Mercosur es, en un número creciente de casos, un Frankenstein automotriz con un corazón asiático y con un futuro principalmente chino”, advirtió la entidad, en referencia al crecimiento de los componentes importados.
La situación ya se refleja en la balanza comercial de autopartes, que en los primeros ocho meses del año registró un déficit de 6.085 millones de dólares, un 6,7% más que el año pasado, según datos de AFAC. El resultado es devastador para las pymes y cooperativas metalúrgicas que abastecen al sector.
El derrumbe de la metalurgia
El cierre de SKF no es un hecho aislado. De acuerdo con la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra), la producción del sector cayó 5,2% interanual en septiembre y 1,1% respecto de agosto, marcando “el nivel más bajo desde mediados del año pasado”.
El rubro de autopartes, uno de los más golpeados, se desplomó un 10,4% interanual. Los rodamientos —como los que fabricaba SKF— son insumos esenciales para todo el entramado metalmecánico, desde automóviles hasta maquinaria agrícola. Sin ellos, la industria literalmente deja de girar.
La UOM: “Nunca se vio algo así”
Desde la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) apuntaron directamente contra el rumbo económico de Milei. Voceros sindicales advirtieron que “el Gobierno está transformando el modelo productivo de la Argentina. En 90 años de presencia en el país, SKF habrá vivido momentos difíciles, pero nunca tomó una decisión como ésta”.
El gremio anticipó que no descarta medidas de fuerza y que acompañará a los despedidos en las negociaciones. La preocupación es compartida por todo el sector, donde cada semana aparecen nuevas alertas por cierres, suspensiones y despidos.
Del “libre mercado” al libre vaciamiento
La “optimización global” que promueve SKF es la traducción empresarial del modelo de desindustrialización que Milei impulsa desde el Estado. Bajo la consigna de “liberar el mercado”, se eliminan los pilares básicos de la producción nacional, se abarata la importación y se expulsa el trabajo argentino.
El resultado: fábricas cerradas, desempleo y un país cada vez más dependiente de lo que compra afuera.
SKF, que llegó al país en 1917 y produjo rulemanes durante más de medio siglo, representa hoy una postales del ajuste en versión corporativa. Casi un siglo después de su desembarco, la rentabilidad cierra cerrando.
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