El 29 de octubre de 1986, River Plate vencía 1 a 0 al América de Cali y levantaba por primera vez la Copa Libertadores de América. Con gol de Juan Gilberto Funes y la dirección de Héctor “Bambino” Veira, el equipo que había soñado toda una vida logró el grito que le faltaba a su historia.
Por Ignacio Elfratini para Noticias La Insuperable
El sueño postergado que se volvió realidad
Durante décadas, River Plate fue sinónimo de grandeza local pero con una deuda pendiente: la Copa Libertadores. Ese 29 de octubre de 1986, el Monumental fue escenario de una noche inolvidable que rompió la maldición y consagró a los “millonarios” como reyes de América.
Después de vencer 2-1 en Colombia, River llegó al partido de vuelta con ventaja. En un estadio colmado, Juan Gilberto Funes, el goleador sanluiseño que ya era ídolo, convirtió a los 28 minutos del primer tiempo el tanto que selló la historia.
El marcador final, 1-0 ante América de Cali, desató una celebración que todavía vibra en Núñez.
El equipo del Bambino y la generación que cambió todo
Dirigido por Héctor “Bambino” Veira, aquel River combinó talento, temple y una identidad ofensiva inconfundible. Con figuras como Nery Pumpido, Oscar Ruggeri, Nelson Gutiérrez, Héctor Enrique, Roque Alfaro, Norberto Alonso y Antonio Alzamendi, el conjunto millonario jugó una copa casi perfecta.
“Era una necesidad histórica. River tenía que ganar la Libertadores, y ese equipo estaba destinado a hacerlo”, recordaría años después el propio Veira.
Esa conquista no fue sólo deportiva: reparó una herida generacional en un club acostumbrado a ganar todo, menos el trofeo continental.
Funes, el alma de la hazaña
El gol del “Búfalo” Funes quedó grabado en la memoria colectiva. Su potencia, su entrega y su carisma lo transformaron en símbolo de una época.
Pocos años después, su muerte prematura a los 28 años le dio un tinte trágico a aquella epopeya, pero su legado sigue intacto: la primera Libertadores de River lleva su firma.
Una noche que cambió la historia
El Monumental vivió una fiesta sin precedentes. Los hinchas colmaron cada rincón del estadio con bengalas, banderas y cantos que se escucharon en todo Buenos Aires. La imagen de Alonso levantando el trofeo bajo la lluvia de papelitos rojos y blancos se convirtió en un ícono eterno del fútbol argentino.
La obtención de la Libertadores fue el punto de partida para un ciclo glorioso que culminaría ese mismo año con la Copa Intercontinental frente al Steaua Bucarest en Japón.
De 1986 a hoy: la herencia de un título fundacional
A casi cuatro décadas, River Plate es uno de los clubes más laureados del continente, con cuatro Libertadores en sus vitrinas. Pero aquella primera, en 1986, sigue teniendo un peso distinto: fue la que rompió el hechizo y marcó el camino para todo lo que vino después.
Hoy, los hinchas recuerdan esa noche como un antes y un después. Una época sin VAR, sin marketing, con camisetas empapadas de barro y gloria. Una noche en la que River se hizo América.
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