Casación ratificó la condena al gendarme que asesinó al beato Pedernera

La Cámara Federal de Casación Penal confirmó la prisión perpetua contra Eduardo Abelardo Britos por delitos de lesa humanidad cometidos en La Rioja durante la última dictadura. El fallo ratifica que el terrorismo de Estado tuvo como blanco específico a la pastoral social impulsada por Enrique Angelelli y reconoce el carácter genocida de la represión.

Por Ignacio Álvarez Alcorta para NLI

La Cámara Federal de Casación Penal dejó firme la condena a prisión perpetua del exgendarme Eduardo Abelardo Britos, responsable de crímenes de lesa humanidad cometidos en La Rioja, entre ellos el asesinato del beato Wenceslao Pedernera, ocurrido en julio de 1976 en plena dictadura cívico-militar.

La decisión fue adoptada por la Sala II del máximo tribunal penal del país, con los votos de los jueces Alejandro Slokar y Ángela Ledesma, que rechazaron el recurso presentado por la defensa y confirmaron la sentencia dictada por el Tribunal Oral Federal de La Rioja en 2023, tras siete meses de audiencias y el testimonio de más de 60 testigos.

Un plan represivo dirigido contra la Iglesia comprometida con los pobres

En su voto, Slokar fue contundente: calificó los hechos como genocidio y sostuvo que la represión estatal tuvo un objetivo claramente definido. Según el magistrado, la diócesis de La Rioja y los agentes pastorales vinculados a la renovación conciliar impulsada por Enrique Angelelli fueron “blanco específico del aparato represivo estatal”, mediante acciones de persecución, hostigamiento y terror destinadas a sembrar miedo, aislamiento y disciplinamiento social.

En ese contexto se inscribe el asesinato de Pedernera, laico, cooperativista, activista rural, catequista, esposo y padre, comprometido con la organización de los trabajadores rurales y con la pastoral social que acompañaba Angelelli en una de las provincias más pobres del país.

Torturas, abusos y terror sistemático

La sentencia confirmada por Casación no se limita al homicidio del beato. El fallo da por probados hechos de tortura, abusos sexuales, allanamientos ilegales y detenciones arbitrarias contra alrededor de 60 víctimas, entre ellas niñas. Los jueces destacaron especialmente los testimonios de mujeres, que describieron a Britos como “la voz cantante” del operativo represivo, imponiendo un régimen de violencia permanente, persecución ilegal y amedrentamiento constante.

El tribunal remarcó que el Estado argentino tiene la obligación de combatir la impunidad por todos los medios legales disponibles, con especial énfasis cuando las víctimas son niños y niñas, como ocurrió en este caso.

El crimen de Pedernera: un mensaje de terror

El fallo reconstruye con precisión la madrugada del 25 de julio de 1976. Tres hombres encapuchados irrumpieron en la vivienda de Pedernera y, delante de su esposa y de sus tres hijas —de 13, 7 y 5 años—, le dispararon repetidamente. Gravemente herido, fue trasladado al hospital de Chilecito, donde agonizó durante horas.

Mientras Wenceslao luchaba por su vida, su esposa y las niñas fueron detenidas ilegalmente dentro del hospital, incomunicadas, apuntadas con armas de fuego por personal de Gendarmería, sin agua ni comida y sin poder acompañarlo en sus últimas horas. El mensaje fue claro: disciplinar, aterrorizar y destruir los lazos comunitarios.

Justicia, memoria y martirio

Slokar también subrayó que la investigación eclesiástica que culminó con la beatificación de Pedernera y de los otros mártires riojanos en 2019 no es un hecho aislado, sino una confirmación —desde el ámbito canónico— de que sus muertes se produjeron por odio a la fe y como represalia directa por su compromiso pastoral y social.

Pedernera fue proclamado beato junto a Angelelli y a los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, todos asesinados por el terrorismo de Estado por haber optado por una Iglesia del lado de los pobres. Antes de morir, Wenceslao dejó un mensaje que todavía interpela a la Argentina: pidió a su familia que no odiara y afirmó que ya había perdonado a sus verdugos.

Con esta decisión de Casación, la condena a perpetua contra Britos queda firme y vuelve a reafirmarse una verdad incómoda para los defensores de la dictadura: el terrorismo de Estado también persiguió y asesinó a quienes, desde la fe y el compromiso social, desafiaron un orden basado en la miseria, el miedo y la injusticia.


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