¿Por qué los pumas empiezan a alimentarse de pingüinos en la Patagonia?

El regreso del puma está generando una relación depredador-presa nunca antes documentada.

Por Alina C. Galifante para NLI

FOTO: Mitchel Serota

Un estudio científico reciente revela que la recuperación de los pumas en la Patagonia austral no sólo implicó el regreso de un gran carnívoro terrestre, sino también la aparición de interacciones ecológicas completamente nuevas. La disponibilidad masiva de pingüinos de Magallanes como presa estacional está modificando el comportamiento, el uso del espacio y la organización social de estos felinos, mostrando que la restauración ecológica puede dar lugar a ecosistemas distintos a los del pasado.

El trabajo del que participó Pablo Alarcón, científico del CONICET, fue publicado en Proceedings of the Royal Society B y se centra en una población de puma que habita en la costa patagónica, particularmente en el Parque Nacional Monte León, donde conviven con enormes colonias de pingüino de Magallanes.

Un carnívoro que volvió a un paisaje distinto

Durante gran parte del siglo XX, los pumas fueron perseguidos y prácticamente erradicados de amplias zonas de la Patagonia. La creación de áreas protegidas y el cese de la caza sistemática permitieron su regreso. Sin embargo, cuando estos animales recolonizaron la región, el ecosistema ya no era el mismo.

En las costas patagónicas, los pingüinos de Magallanes se reproducen en colonias que pueden reunir decenas de miles de individuos. Durante varios meses al año, estas aves marinas pasan gran parte de su ciclo de vida en tierra firme, generando lo que los científicos denominan un “subsidio marino”: una transferencia masiva de energía del océano hacia el ecosistema terrestre.

Los pumas, oportunistas por naturaleza, incorporaron rápidamente a los pingüinos en su dieta.

Ubicación de la grilla de cámaras trampa en el Parque Nacional Monte León (polígono delimitado en blanco), provincia de Santa Cruz, Argentina, entre junio de 2020 y diciembre de 2022.
El resaltado en amarillo del mapa insertado indica la ubicación de la única colonia de pingüinos del parque. Las imágenes obtenidas por las cámaras trampa muestran interacciones entre pumas y pingüinos dentro de la colonia.

Menos territorio, más tolerancia

El estudio demuestra que los pumas que consumen pingüinos modifican de manera notable su comportamiento. Durante la temporada reproductiva de las aves, los felinos reducen sus desplazamientos, permanecen cerca de las colonias y muestran una fuerte fidelidad al área. Cuando los pingüinos migran al mar, los pumas vuelven a ampliar sus recorridos en busca de otras presas.

Uno de los hallazgos más llamativos es el cambio en la conducta social. Tradicionalmente considerados animales solitarios y territoriales, estos pumas presentan mayor tolerancia entre individuos, con áreas de uso superpuestas y encuentros más frecuentes. La abundancia y concentración del alimento parece reducir la competencia directa.

Una densidad inédita de pumas

Gracias a esta fuente de alimento estacional y a la protección del área, la población estudiada alcanzó una de las densidades de pumas más altas registradas hasta el momento. Este dato es clave, porque sugiere que los subsidios marinos pueden sostener poblaciones de grandes carnívoros mucho más numerosas de lo que se pensaba posible en ambientes terrestres áridos.

Lejos de ser un detalle menor, este fenómeno puede tener efectos en cascada sobre el resto del ecosistema, influyendo en otras presas habituales de los pumas y en la dinámica general del parque.

Restaurar no siempre significa volver al pasado

La investigación aporta una enseñanza central para la ecología y la conservación: recuperar especies no implica necesariamente restaurar ecosistemas históricos. Cuando un animal regresa, lo hace en un contexto ambiental transformado, con nuevas oportunidades y nuevas tensiones.

En este caso, el vínculo entre pumas y pingüinos muestra cómo el mar puede moldear la ecología terrestre y cómo los grandes depredadores se adaptan rápidamente a esos cambios. Comprender estas dinámicas resulta fundamental para diseñar políticas de conservación realistas, que reconozcan que los ecosistemas del presente —y del futuro— no siempre serán réplicas del pasado.


Descubre más desde Noticias La Insuperable

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario