Chats filtrados del laboratorio Ramallo: el fentanilo mortal y un gobierno que no controla

Los chats internos del laboratorio Ramallo, de la firma HLB Pharma, revelan la trama de descontrol, precarización y encubrimiento detrás de la tragedia sanitaria que dejó 122 muertes por fentanilo adulterado. El escándalo desnuda la complicidad implícita del gobierno de Milei.

Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable


Conversaciones que exponen el desastre

Los mensajes, difundidos en el programa De Una de C5N, muestran cómo entre mayo de 2024 y mayo de 2025 la planta de Ramallo funcionaba como una bomba de tiempo.
Sin guantes, con calor extremo que obligaba a empleados a “trabajar casi desnudos”, insumos vencidos escondidos y reportes falseados para sortear inspecciones.

En mayo de 2024, Wilson Pons, jefe de control de calidad, dejó escrito: “La verdad es que es lamentable lo de producción. Hasta que no pase algo grave no van a escarmentar”. La frase se convirtió en una sentencia cumplida: 122 muertes con un gobierno de Milei que flexibilizó los controles de tal manera que se volvieron inservibles.


Basura tóxica y controles dibujados

Un drone de C5N sobrevoló esta semana el predio de Ramallo y expuso lo que los chats ya describían: desechos a cielo abierto, ampollas descartadas en el terreno y un nivel de higiene incompatible con cualquier estándar sanitario.
La Justicia ordenó allanar el lugar, que increíblemente había sido inspeccionado varias veces por la Anmat sin que se dispusiera su clausura.

La cadena de fallas fue completa: fabricación, distribución y recuperación de las ampollas cuando comenzaron las alertas. Nada funcionó.


La tragedia en números

La Justicia determinó que el fentanilo contaminado agravó cuadros clínicos y provocó la muerte de 92 pacientes en Santa Fe, 24 en la provincia de Buenos Aires, 4 en Córdoba y 2 en la Ciudad de Buenos Aires.
La mayor tragedia sanitaria en décadas, producto de la combinación entre negocios privados y controles estatales ausentes.


“Me parece que no queda otra cosa que mentir”

Los chats exhiben la cultura empresarial del laboratorio.

  • El 27 de noviembre de 2024, Rocío Garay, jefa de ampollas, advirtió: “Me enteré que va el Anmat. Si va por la dexametasona de ampollas plásticas que reemplazamos por las de vidrio estamos al horno porque creo que solo tenemos los enjuagues”.
  • Ese mismo mes, el empleado Diego Chavarri reconoció: “Todos sabíamos que esa producción se hizo en el aire con respecto a la documentación”.
  • En diciembre de 2024, Garay consultó: “¿Qué hago? ¿Miento en los reportes?”. La respuesta de Pons fue categórica: “Me parece que no queda otra cosa que mentir”.
  • El 8 de marzo de 2025, Julieta Díaz alertó: “Escondieron todos los reactivos vencidos así que no tengo para preparar la fase móvil. ¿Usted sabía que dejaron todos los reactivos afuera debajo de la lluvia y el sol? Pudo haber explotado tranquilamente”.
  • El 6 de mayo de este año, Celi Rodríguez escribió: “El fentanilo dio mal. Hay que repetirlo mañana. Quedan dos ampollas en la heladera envueltas en aluminio”.
  • Y apenas días después, Pons dejó su sentencia final: “Estamos ante una situación terminal con esta gente a la cabeza de la empresa y con la política de trabajo que tenían. Era evidente que tarde o temprano esto iba a pasar”.

Una defensa que se cae a pedazos

El dueño de HLB Pharma, Ariel García Furfaro, intentó despegarse en su declaración judicial: “Yo no fui, yo no hice nada. Si el fentanilo está contaminado con bacterias, los bichos los puso otra persona”, apuntando contra un ex concejal bonaerense.
Las filtraciones, sin embargo, demolieron esa estrategia: la corrupción y el descontrol eran parte del día a día del laboratorio.


Lo que viene en la Justicia

En los próximos días, deberán declarar cinco responsables jerárquicos:

  • Dayana Astudillo (garantía de calidad)
  • Edgardo Sclafani (gerente de producción)
  • Rocío Garay (jefa de ampollas)
  • Adriana Iúdica (jefa de microbiología)
  • Eduardo Darchuk (jefe de producción de SPPV)

Todos ellos tendrán que explicar cómo funcionaba un laboratorio que, sin control y con complicidades políticas, se convirtió en epicentro de la mayor catástrofe sanitaria reciente.


👉 La tragedia del fentanilo adulterado no fue un accidente: fue la consecuencia de un Estado ausente y de un gobierno que eligió mirar para otro lado mientras el negocio avanzaba.


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