Brecht en Finlandia

Un tramo del exilio de Bertolt Brecht que aún guarda secretos y genera controversias entre sus biógrafos.

Por Ficcional*, especial para Noticias La Insuperable

Los viajes forzosos de Bertolt Brecht fueron muchos. Una parte muy importante de su obra la produjo en el exilio. En 1933 se vio obligado a abandonar Alemania por razones políticas. A partir de ese año vivió en Praga, París, Moscú, Nueva York, Copenhague… Y también en Helsinski. Su paso por Finlandia es lo que aquí nos interesa.

En 1940 la escritora Hella Wuolijoki fue su anfitriona en Töölo, Helsinski. Lo hospedó en su casa y ambos trabajaron muchas veces en colaboración literaria. Ella fue quien lo acercó a la obra «Chink Okichi» de Yamamoto Yuzo, publicada en Tokio cinco años antes. De ese acercamiento nació La Judith de Shimoda, una reelaboración del texto del escritor japonés que Brecht realizó en ese momento pero que permaneció inédita hasta 2006, cuando el experto Hans Peter Neureuter la descubrió. Cuatro años más tarde Alianza la editó en castellano con traducción de Carlos Fortea Gil.

La obra de Yamamoto Yuzo gira en torno del sacrificio de la geisha Okichi, en 1856, y las consecuencias que sufre por haber salvado Shimoda. Estados Unidos presionaba en pos de la apertura comercial de Japón para lograr, cuándo no, ventajas en acuerdos comerciales. La amenaza norteamericana de destruir con su artillería naval el puerto de Shimoda está cerca de hacerse realidad. La geisha Okichi es forzada a complacer al cónsul norteamericano, Townsend Harris, para evitar la destrucción.

Okichi con sus artes logra apaciguar al diplomático pero, en lugar de agradecimiento, cosecha repudios por su actuación -aún seguían vigentes las leyes que prohibían el trato con extranjeros-, la abandonan los mismos que le pidieron intervención y, para colmo, la llaman «la puta de los americanos».

A Brecht le interesa la vida de la heroína después del sacrificio heroico, su expresión del feminismo y la crítica del patriotismo que solo favorece a los poderosos más que el sacrificio en sí, que es lo que resalta el texto de Yuzo. Por eso reduce al mínimo todo lo relacionado con ese sacrificio e intercala entremeses con personajes de su creación: un político y empresario de medios, un orientalista inglés, una periodista norteaamericana y un poeta japonés que asisten a una representación teatral, la de La Judith de Shimoda, en casa del político. Ellos se encargan de comentar escenas de la obra y así lograr el distanciamiento que brecht pretende.

Dos obras conocidas de Bertolt Brecht también nacieron en Finlandia: El señor Puntila y su criado Matti (1) y La resistible ascensión de Arturo Ui. La primera es una recreación de La princesa del serrín, de autoría de su anfitriona, Hella Wuolijoki. Algunos críticos afirman que fue escrita en colaboración con ella; otros, como Peter Thompson y Glendyr Sacks (2), que sería un plagio liso y llano que, además, generó un gran enojo de Wuolijoki. La segunda, escrita en colaboración con Margarette Steffin en su breve segunda estancia de 1941 en el país de los mil lagos, una parodia trágica que transcurre en Chicago pero que alude claramente a Hitler aunque gire en torno del ascenso al poder de un gánster relacionado con el trust de las coliflores.

Por último, a modo de cierre, aprovechamos para referirnos a una obra teatral escrita por los hermanos Sirera, Josep Lluís y Rodolf, en 2002: El día que Bertolt Brecht murió en Finlandia, inspirada en este periodo del exilio del escritor alemán. Escrita originalmente en catalán, El dia que Bertolt Brecht va morir a Finlàndia, se representó muchas veces en España y la Universidad de Valencia la publicó en 2006.

Sus autores dijeron: «Hay fases documentales, pero no se trata de una obra biográfica. Nos interesaba más la vertiente humana del personaje. las contradicciones de un intelectual y su compromiso ético y político, más allá de los datos. Brecht es un personaje interesante también en su faceta más humana. Nació casi como un divertimento entre nosotros, sin grandes planteamientos previos, pero no se trata de una obra banal. Tiene un gran poso dramático y de reflexión. Además, trata de humanizar la figura del protagonista, mostrando su lado más emotivo.».


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(1) «Bertolt Brecht eligió El señor Puntila y su criado Matti para inaugurar el Berliner Ensemble (1949) y se ha convertido en uno de los grandes títulos de referencia del autor y pieza solicitada por el repertorio escénico mundial.» (Jorge Saura)

(2) Thomson, P. y Sacks, G. Introducción a Brecht. Madrid, Akal, 1998.

Imagen topCRIT Companyia de Teatre


  • Artículo originalmente publicado en el website de Ficcional y ampliado para su aparición en NLI.


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