Desde la central obrera salieron al cruce.
Por Roque Pérez para Noticias La Insuperable
La central obrera demostró, con documentos oficiales del propio Gobierno, que el Informe Final del Consejo de Mayo falseó su postura: la CGT nunca avaló flexibilizaciones laborales y ratificó su rechazo total a la reforma impulsada por Milei.
Un informe oficial que dice una cosa, y documentos que dicen exactamente lo contrario
La CGT salió al cruce del Informe Final del Consejo de Mayo, luego de detectar que el resumen publicado por el Gobierno atribuía a la central posiciones que jamás sostuvo. El detonante fue la intervención de Gerardo Martínez, representante cegetista en la instancia técnica, quien habló por primera vez tras conocerse el documento oficial y expuso la maniobra: el informe del Ejecutivo modifica, invierte y tergiversa la postura real que la CGT presentó por escrito.
El punto más evidente surge de la comparación entre lo que el Informe Final asegura —en la página 54— y lo que la propia CGT entregó formalmente en el apartado “Documentos con aportes de consejeros”, también publicado por el Gobierno. Mientras el resumen oficial sostiene que la CGT habría acompañado una propuesta conjunta con la UIA para avanzar hacia “flexibilidades negociadas”, nuevas modalidades de contratación y modificaciones estructurales en indemnizaciones, licencias y sistemas de compensación, la documentación auténtica dice exactamente lo contrario.
El texto oficial del Ejecutivo incluso atribuye a Martínez la supuesta propuesta de “revisar integralmente la Ley de Contrato de Trabajo para adecuarla a la realidad productiva y tecnológica”, presentándola como un pretendido consenso entre empresarios y sindicatos. La central obrera detectó la maniobra y decidió desmontarla públicamente.
Los documentos reales: rechazo total a la reforma y alerta por violaciones constitucionales
Las páginas 288 y 289 del archivo oficial con los aportes de los consejeros muestran, de manera inequívoca, que la CGT rechazó integralmente la reforma laboral promovida por Milei. Allí, la central reafirms su oposición a los DNU 70/23 y 340/25, sostiene que el borrador analizado es “fragmentado, regresivo y carente de coherencia técnica”, y asegura que las modificaciones planteadas se encuentran “alejadas de la realidad productiva y social del país”.
Lejos de acompañar flexibilizaciones, el documento cegetista es categórico: las propuestas del Gobierno “vulneran la libertad sindical, la negociación colectiva y el derecho de huelga”, desconocen principios de la OIT y buscan imponer criterios meramente economicistas en detrimento de derechos adquiridos y de la naturaleza protectoria del derecho del trabajo.
Para la central obrera, el proyecto del Ejecutivo no da respuestas reales a la informalidad ni a la emergencia laboral existente, y se limita a avanzar sobre conquistas históricas del movimiento obrero. La CGT también remarca que cualquier reforma de fondo debe tratarse en el Congreso, no mediante decretos ni ámbitos extraparlamentarios que intenten reemplazar el debate democrático.
La maniobra expuesta: dos documentos oficiales del Gobierno que se contradicen entre sí
La comparación entre ambos textos —el Informe Final y el documento auténtico de la CGT— deja al descubierto una grave tergiversación institucional. En la propia web oficial del Ejecutivo conviven dos versiones incompatibles: un informe que presenta a la CGT como promotora de flexibilizaciones, y el documento real que demuestra una postura diametralmente opuesta.
La central obrera afirmó que jamás acompañó ninguna reforma regresiva y ratificó que su posición es clara: defender derechos constitucionales, proteger la negociación colectiva y preservar el piso histórico de derechos de los trabajadores argentinos. Todo lo demás, remarcó la dirigencia, es parte del relato que intenta construir el Gobierno para legitimar una agenda de retrocesos laborales que no cuenta con consenso social ni político.
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