Astillas del palo

Un fundamentalista del pensamiento de la Escuela económica austríaca analiza la impostura libertariana en sus aspectos más dañinos.

Por Jorge G. Andreadis para Noticias La Insuperable

“No hay peor astilla que la del mismo palo”, reza el adagio popular. Y el economista Diego Giacomini, purista del pensamiento de la Escuela austríaca, desde que su ex amigo e impresentables adláteres capturaron el Estado argentino, no deja de fustigar el errático experimento económico oficial y la impostura política que tiene detrás, con sus mañosas hienas incluidas.

Refiriéndose a su ex compinche, a quien, según ha declarado más de una vez, inició en los arcanos del ideario de Mises, Hayek, Hoppe y cía., dice –en artículo publicado hoy en Perfil- que “La política se lo devoró como jauría de hienas a leoncito viejo.”. A su modo de ver, el gobierno de LLA no solo es incoherente y dañino en el plano económico sino, también,en su dimensión ética.

Gatito mimoso de los magnates para unos, jamoncito en el medio pero no del medio para otros, leoncito entregado a la voracidad de las hienas para Giacomini, lo cierto es que todo parece indicar que la burbuja libertariana se sostiene únicamente con las milagrosas gotas de detergente de agónicos salvatajes en formato préstamo: dólares y mañas de hiena.

Por otro lado, igual que los elefantes que tan poco escuchamos, hace hincapié en la vieja película de terror que siempre nos presentan como estreno absoluto: “El BCRA de Milei, Caputo y Bausili quiere intentar hacer los que casi todos procuraron hacer en el pasado”, afirma, y también destaca que “en tan solo dos años el actual gobierno ya ha cambiado cuatro veces de política monetaria y cambiaria”.

Entre tecnicismos y dogma, el titular de Economía & Ética no deja de ser astilla de un palo que alguna vez quien detenta el poder en Argentina integró o simuló integrar. Por eso, quien haya pensado que las maravillas teóricas de la Escuela austríaca iban a llevarnos a lo más alto del bienestar, debería ir considerando que por ese lado todo es vacío.

Si la presencia de totos, colosos, noventistas, patos y una que otra camuflada gallareta no fueran suficientes para certificar el eterno retorno del esquilme, habría que observar como la astilla se clava en la carne impostada: “Había que cerrar el BCRA y destruir el peso, pero el PEN defaulteó a sus votantes cuando se asoció con los políticos y el sistema financiero. Otra evidencia más de que los políticos elegidos no son representantes, ni hay contrato a honrar entre políticos y gente.”.

Muchos de nuestros memoriosos elefantes, algunos de ellos apaleados cada miércoles pero con epidermis tan resistente como sus recuerdos, podrían decirnos con lenguaje menos pomposo casi lo mismo que advierte Giacomini: estamos otra vez parados en las torres de un castillo de naipes.

Para aquellos que deseen conocer en su totalidad la mirada técnica, teórica y ética de Diego Giacomini, este es el artículo al que nos referimos: “El Poder Ejecutivo se equivoca cada vez más”.


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