El blindaje judicial a Milman en la causa del atentado a Cristina

La Cámara Federal confirmó el archivo parcial de la investigación sobre Gerardo Milman por el intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner. Entre pericias “sin resultados”, testigos desacreditados y teléfonos inaccesibles, la justicia volvió a cerrar una puerta clave del caso.

Por Ignacio Álvarez Alcorta para NLI

La Cámara Criminal y Correccional Federal ratificó el archivo parcial de la causa que investigaba una eventual participación de Gerardo Milman en el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner, ocurrido el 1° de septiembre de 2022. La decisión, tomada por los camaristas Pablo Bertuzzi, Leopoldo Bruglia y Mariano Llorens, rechazó los recursos de la querella y del fiscal y avaló el criterio de la jueza María Eugenia Capuchetti.

El fallo sostiene que, tras una “abundante producción de medidas de prueba”, no fue posible corroborar la hipótesis que buscaba vincular al exdiputado con el ataque. En términos judiciales, la Sala I concluyó que no hay relación acreditada —al menos por ahora— entre Milman y los hechos investigados.

La frase que encendió la sospecha

La línea investigativa se había abierto por el testimonio de una persona que aseguró haber escuchado a Milman decir, días antes del atentado, la frase “cuando la maten yo estoy camino a la costa”. Sin embargo, la Cámara subrayó que ninguno de los otros presentes confirmó haber oído esas palabras y que el declarante principal está imputado por presunto falso testimonio en una causa conexa. La acusación, así, quedó apoyada en un solo relato debilitado por el propio expediente.

Pericias que no dicen nada

Los jueces también ponderaron los resultados de las pericias telefónicas. Los celulares secuestrados no arrojaron contenido relevante, ni menciones al atentado ni a la frase atribuida. Tampoco los entrecruzamientos de llamadas ni las geolocalizaciones aportaron datos de interés. Frente a los pedidos de la querella y la fiscalía para ampliar medidas —como analizar otros dispositivos—, la Cámara consideró que hacerlo sería “inoficioso” a la luz del material ya reunido.

El tribunal remarcó además que el juicio oral por el atentado acreditó la responsabilidad de los autores materiales, sin referencias a instigadores o financistas externos. Ese marco fue utilizado para reforzar el cierre del tramo que involucra a Milman, aun cuando el archivo no impide una reapertura si surgieran nuevos elementos.

Un celular bloqueado y un cierre “provisorio”

Uno de los puntos más sensibles fue el teléfono de Milman que no pudo ser desbloqueado. La Cámara sostuvo que esa imposibilidad no impide el archivo, ya que la investigación podría reabrirse si la tecnología permitiera acceder a su contenido. En los hechos, el mensaje es claro: el expediente se archiva hoy con una llave que queda guardada en un cajón.

En un voto concurrente, Llorens fue más allá y planteó que correspondía el sobreseimiento de Milman desde el inicio, al entender que nunca hubo sustento mínimo para secuestrar su celular y que las diligencias reclamadas resultan inconducentes. Aun así, acompañó el archivo parcial decidido por sus colegas.

El resultado político-judicial es inequívoco: otra clausura temprana en una causa que, por su gravedad institucional, exigía máxima exhaustividad. Entre testimonios desechados, pericias vacías y dispositivos inaccesibles, la justicia optó por cerrar antes que insistir. El archivo queda firme; la pregunta pública, abierta.


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