Universos paralelos, portales entre mundos y dimensiones ocultas: la serie de Netflix toma preguntas reales de la física moderna y las convierte en terror. Qué partes tienen sustento científico y dónde empieza la fantasía total.
Por Alina C. Galifante para NLI

Stranger Things logró algo poco común: convertir conceptos complejos de la física teórica en parte del lenguaje cotidiano. El Upside Down, los portales interdimensionales y la idea de una realidad paralela conviviendo con la nuestra se volvieron imágenes culturales reconocibles. Sin embargo, cuando se las compara con la ciencia real, esas ideas revelan una distancia enorme entre lo que la física explora y lo que la ficción exagera.
La ciencia contemporánea no confirma la existencia de mundos paralelos accesibles, pero tampoco descarta que el universo sea mucho más complejo de lo que percibimos. Esa tensión entre lo que sabemos y lo que ignoramos es el terreno donde la serie construye su mitología.
Universos paralelos: hipótesis matemática vs mundo espejo
En la serie
El Upside Down es una réplica oscura de Hawkins. Conserva su geografía, sus edificios y su estructura general, aunque degradada y colonizada por formas de vida hostiles. Es un universo paralelo coherente, estable y persistente.
En la ciencia real
La física teórica considera la posibilidad de universos paralelos dentro de modelos como la mecánica cuántica o ciertas cosmologías inflacionarias. Sin embargo, en estos enfoques, los universos alternativos no son copias del nuestro, ni comparten necesariamente sus leyes físicas, su estructura o su historia.
Desde el punto de vista científico, los universos paralelos, si existen, no están organizados como reflejos ni evolucionan en sincronía con el nuestro.
Conclusión científica: la idea de un mundo espejo reconocible carece de sustento teórico.
Portales interdimensionales: el mayor quiebre con la física
En la serie
Los experimentos humanos abren portales que permiten el tránsito de personas, criaturas y energía entre realidades. Ambos mundos se influyen, se contaminan y se afectan mutuamente.
En la ciencia real
No existe ningún modelo físico aceptado que permita la conexión directa entre universos distintos. Incluso las hipótesis más especulativas, como los agujeros de gusano, requieren condiciones extremas y formas de energía que no se han observado ni demostrado posibles.
Además, estas soluciones no implican la conexión entre universos paralelos completos, sino atajos dentro de un mismo espacio-tiempo.
Conclusión científica: los portales de Stranger Things violan principios fundamentales de la física conocida.
Dimensiones ocultas: el punto donde la serie roza algo real
En la serie
El Upside Down funciona como una dimensión superpuesta, siempre presente pero invisible, separada de la nuestra por una frontera frágil.
En la ciencia real
Algunas teorías físicas plantean la existencia de dimensiones espaciales adicionales, más allá de las tres que percibimos. Estas dimensiones no serían mundos alternativos, sino estructuras extremadamente pequeñas donde operan fuerzas fundamentales del universo.
No contendrían biología, atmósferas ni geografías reconocibles, y no serían habitables.
Acierto parcial: la noción de una realidad coexistente pero inaccesible no es absurda.
Error central: imaginarla como un mundo completo y transitable.
Por qué Stranger Things resulta verosímil
La serie funciona porque explota una verdad incómoda: la ciencia aún no comprende por completo la estructura del universo. No sabemos si existen otros universos, cuántas dimensiones hay realmente ni cuál es la forma última de la realidad.
Stranger Things toma esas preguntas abiertas y las convierte en narrativa de terror. No divulga ciencia, pero utiliza sus zonas grises para construir una ficción potente y emocionalmente eficaz.
Conclusión: sin monstruos, la ciencia sigue siendo inquietante
La física moderna no avala la existencia de portales, mundos espejo ni criaturas interdimensionales. Pero sí admite algo profundamente perturbador: nuestro conocimiento del universo es incompleto.
No hay Upside Down, pero hay ecuaciones que sugieren realidades más extrañas de lo que nuestra intuición permite imaginar. Y esa incertidumbre, incluso sin monstruos, sigue siendo uno de los motores más poderosos del miedo y la curiosidad humana.
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