Por Alejandro Enrique para Noticias La Insuperable ·

Se acerca el momento que la lógica electoral preanuncia como el fin de un ciclo nefasto. Octubre está a pocos pasos; diciembre, a la vuelta de la esquina. El entusiasmo prima entre las víctimas del tormento del cambio aunque, por infortunio, no hayan cesado los vejámenes cotidianos al bolsillo y autoestima de asalariados, pasivos y cuentapropistas de andar a pie, azotes bien programados que hasta hoy mantuvieron a raya cualquier rebeldía ante las prácticas inquisitoriales de la santa finanza.
La algarabía triunfal, inexorable, en nada modifica la posición a la que desde hace más de cuatro años fue relegado cualquier adherente al proyecto político-económico del campo popular, es decir: el lugar de la herejía. El santo oficio de la nueva derecha obliga a la defensa permanente. Como en La Contrarreforma, los cambiemitas viejos muestran los elementos de tortura a quienes osan apartarse de la ortodoxia a través de la palabra o los hechos. Hay Torquemadas en todos los estratos oficiales y extraoficiales evaluando pureza de sangre opositora.

Lo que hoy se evalúa como fracaso vergonzante del macrismo es solamente un alto en el camino del viaje en el que están a bordo muchos países de Latinoamérica. Los prejuicios sembrados contra los derechos, la organización del trabajo, la libertad y la democracia misma ya germinaron con ominosa lozanía. Los tribunales inquisitoriales seguirán funcionando como invernadero para esta cizaña más allá del veredicto de las urnas.
Como explica Mario de Casas, el predominio del sector financiero, clave de la nueva fase del capitalismo a la que se pretende someter a Argentina en calidad de país-lacayo, “no necesita derechos de libertad, ni derechos sociales, ni instrumentos democráticos de amortiguación del conflicto interclasista.”. Así “Se deduce que el fracaso de la reelección de Macri es apenas un momento táctico importante, sí; siempre y cuando sea debidamente aprovechado por el Movimiento Nacional y democrático.”.
La táctica necesaria para capitalizar la coyuntura está en desarrollo. La conquista o la pérdida de plazas fuertes como la Ciudad de Buenos Aires mostrarán si llegó a niveles óptimos. Pero la estrategia de sustento, que implica visión a largo plazo bajo un discurso seductor, sólido, adecuado para enfrentar prejuicios y falacias hechas carne en el sentido común, es el frente en el que persiste la inercia de una posición defensiva constante.

Los foros inquisitoriales del santo oficio de la nueva derecha ya han condenado a todos los movimientos democráticos nacionales que se cruzaron en su camino. Les colgaron el sambenito de populistas a sus representantes a ojos vista de públicos de extracciones y latitudes diversas. Públicos que, por desgracia, han ido acostumbrándose al espectáculo del escarnio como placebo ante la áspera realidad del despojo.
Aprovechar este alto en el camino, lograr que el momento táctico no sea efímero, implicaría no sucumbir ante la exhibición de los instrumentos intimidatorios ni aceptar la validez de los autos de fe que seguirán organizándose en el seno de los medios que con el macrismo se erigieron en verdugos de la autodefensa ciudadana por bastante más de treinta denarios.
Alenric – @ale_enric

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