Un millón y medio de personas salieron a ponerle un freno al presidente y a decirle que la educación no se ajusta.
Por Roque Pérez para Noticias La Insuperable

Épica. Así fue la respuesta del pueblo argentino ante el atropello del gobierno de Milei a la educación pública. Mientras desde el Gobierno volvían a responder con provocaciones y datos falsos para intentar deslegitimarla, una multitudinaria movilización copó cada rincón cercano a la Plaza de los dos Congresos.
En esta oportunidad Patricia Bullrich solamente se atrevió a impedir la circulación en las arterias que rodean al Congreso y no tuvo más remedio que dejar vía libre a un pueblo que salía a expresarse, con bronca ante el intento de llevarse puesta una insignia de nuestra país, pero en paz y sin miedo. Participaron estudiantes, docentes, jubilados, gremios, organizaciones sociales, políticas y ciudadanos «libres» que hasta ahora están tolerando que le toquen el bolsillo, pero que le dice no de manera rotunda a un modelo que quiere llevarse puesto a una de las grandes riquezas de nuestro país: nuestro sistema educativo.

La respuesta a los libertarios fue multitudinaria y contundente en su rechazo a la amenaza del veto del Presidente a la Ley de Financiamiento Universitario y los ajustes sobre la educación pública superior, que redundan en bajos salarios y falta de fondos para las investigaciones. Pero la marcha abarcó a una defensa de la educación en su conjunto, vista de manera integral; más aún frente a la nueva «reforma educativa» que plantea Jorge Macri en la Ciudad de Buenos Aires, que busca lavar las aulas de contenido crítico y formar futuros trabajadores seviles.

Y la respuesta fue federal, con grandes movilizaciones a lo largo y ancho del país. Seguramente Milei, insistirá con su veto; queda en manos de los legisladores el responderle a cada una de las personas que hoy concurrieron, cartel en mano, en defensa de la educación.
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Sin solución de continuidad. Ganar la calle. Y, como bien ha señalado la Señora, Doctora Cristina Fernández «»dejenlo gobernar «; el severo trastorno de personalidad del primer mandatario hace que los plazos se acorten para dejar atrás un tiempo de odio , perversidad y entrega en la Argentina.
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