La historia detrás de una foto de 1864 que muchos presuponen falsa, pero es real.
Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

Una foto histórica del año 1864, tomada por el célebre fotógrafo ítalo-británico Antonio Beato, muestra a un nutrido grupo de samuráis posando tranquilamente frente a la Esfinge de Guiza, en El Cairo, lo cual no deja de llamar la atención y a que muchos se pregunten por la historia detrás de la fotografía.
En el siglo XVII, Japón puso en marcha una estricta política aislacionista para tratar de evitar el mismo destino que otras regiones de Asia colonizadas por occidente. Durante alrededor de 220 años reinó en la isla una doctrina luego conocida como Sakoku, que prohibía el comercio con otros países (con la excepción de China y Holanda) y vetaba, entre otras medidas, la implantación del cristianismo. Básicamente, estuvo en vigencia desde 1639, cuando se expulsó de Japón a todos los extranjeros europeos, particularmente los comerciantes y misioneros católicos provenientes de España y de Portugal que habían llegado a las islas japonesas en gran número durante la segunda mitad del siglo XVI.
Pero, en 1853 (año de nuestra consttitución para que nos ubiquemos en la época), la doctrina Sakoku sufrió un duro revés cuando un contingente naval estadounidense liderado por el comodoro Mathew Perry arribó a la ciudad de Yokohama reclamando que su puerto fuera abierto al comercio occidental.
El entonces Jefe del Consejo de Ancianos, Abe Masahiro fue designado como el responsable de tratar con los estadounidenses, y trató de conciliar los deseos de los concejales de acordar con los extranjeros, los del emperador que quería mantener a los extranjeros fuera, y el de los regidores feudales (daimio) que querían ir a la guerra. En marzo de 1854, la Convención de Amnistía (o tratado de Kanagawa) mantuvo la prohibición al comercio, pero abrió tres puertos (Nagasaki, Shimoda y Hakodate) a los barcos balleneros estadounidenses que buscaban provisiones, garantizando un buen trato a sus tripulaciones y permitiendo que un cónsul de los Estados Unidos residiera en Shimoda, un puerto en la Península de Izu, al sureste de Edo, lo cual fue el principio del fin para el Sakoku.

Abe recibió duras críticas de los tozama, de la corte imperial y de diversas facciones dentro del gobierno por lo que consideraban sumisión a las potencias extranjeras. Poco después fue obligado a renunciar.
En 1863, los sentimientos de rechazo a occidente cristalizaron en un edicto promulgado por el emperador Kömei y titulado prosaicamente Orden de expulsar a los bárbaros. El emperador ordenó a Ikeda Nagaoki, por aquél entonces gobernador en la prefectura de Okayama, viajar a París para reunirse con Napoleón III con el objetivo de cancelar el estatus de puerto abierto de Yokohama
Nagaoki zarpó hacia París, acompañado por más de 30 hombres ataviados con el traje ceremonial samurái. Para aquel entonces los samuráis eran más funcionarios aristócratas que guerreros y se encargaban de gestionar diferentes aspectos de la vida pública para sus Daimyos. Las espadas que portaban eran más un símbolo de estatus que armas reales que esperaran usar en su viaje.
Antes de llegar a París, la delegación, que acabó llamándose Misión Ikeda, hizo escala en Shanghai, La India y El Cairo. En este último puerto, los miembros de la delegación aprovecharon para visitar las pirámides y tomarse la famosa foto origen de este artículo. Después de viajar por Egipto en tren, la expedición zarpó por el Mediterráneo y finalmente llegó a Francia.
La misión Ikeda fue un fracaso. De hecho los samuráis no duraron mucho más. En 1868, la llegada al poder del emperador Meiji, sucesor del emperador Kömei, dio inicio a un período de apertura conocido como era Meiji. Los samuráis, con la guerra Boshin, comenzaron su final y Japón torció definitivamente su rumbo hacia occidente.