El saqueo de Malvinas: Británicos e Israelíes extraerán petróleo de las islas equivalente a 25.500 millones de dólares

El proyecto de extracción de petróleo en el yacimiento Sea Lion, liderado por las empresas Rockhopper (británica) y Navitas (israelí), promete ingresos multimillonarios para el gobierno colonial británico. Mientras tanto, Milei y su gobierno miran para otro lado y dejan prosperar el avance de esta iniciativa que amenaza con consolidar aún más la usurpación de las islas y sus recursos.

Por Walter Onorato – @WalterOnorato para EnOrsai

Las autoridades coloniales británicas en las Islas Malvinas avanzan con un ambicioso proyecto de extracción petrolera en el yacimiento Sea Lion. Esta iniciativa, que se desarrollará en aguas del Atlántico Sur a profundidades de entre 180 y 500 metros, prevé la extracción de 300 millones de barriles de petróleo en un plazo de 30 años, generando ingresos estimados en 25.500 millones de dólares.

Según información publicada por Mercopress, el órgano de difusión no oficial de los kelpers, desde el 24 de junio hasta el 5 de agosto se llevará a cabo un período de consultas públicas sobre el impacto medioambiental del proyecto, previo al inicio de la explotación hidrocarburífera en 2025. Esta etapa inicial contempla la perforación de 23 pozos en el yacimiento Sea Lion, ubicado a 218 kilómetros al norte del archipiélago, una región calificada como «de clase mundial» por la cantidad y calidad de sus reservas.

El robo se llevará adelante en la concesión del área petrolera adquirida por Rockhopper Exploration PCL en 2010, una pequeña empresa con sede en Londres y en las Malvinas, que ha trabajado incansablemente para encontrar inversores que respalden el proyecto. Después de varios intentos fallidos, en 2020 Rockhopper logró asociarse con Navitas Petroleum, una empresa israelí que aportó el capital necesario para pasar de la exploración a la explotación.

Hoy, Navitas posee el 65% de las acciones del proyecto, mientras que Rockhopper conserva el 35% restante. Esta colaboración marca un hito en la historia de la explotación de recursos naturales en las Malvinas, asegurando ingresos multimillonarios para el ilegítimo gobierno colonial británico y consolidando su presencia en el territorio usurpado.

La lucha por la soberanía argentina

La extracción de petróleo en las Malvinas es un nuevo peldaño en la consolidación del dominio británico sobre el archipiélago, una situación que ha generado un profundo malestar en Argentina. La explotación de estos recursos naturales, que deberían pertenecer al pueblo argentino, representa una afrenta a la soberanía nacional y un retroceso en la lucha por recuperar las islas.

El gobierno colonial británico no solo se beneficiará económicamente de esta iniciativa, sino que también obtendrá regalías estimadas en 6.000 millones de dólares, mientras Argentina observa impotente el saqueo de sus riquezas. Esta situación evidencia la falta de una política efectiva y decidida por parte de las autoridades argentinas para defender sus derechos en la región.

Impacto medioambiental y consulta pública

El desarrollo del campo petrolífero Sea Lion no solo tiene implicaciones económicas y políticas, sino también medioambientales. La ordenanza de las Falklands sobre Minerales Offshore requiere que los proyectos de extracción estén sujetos a un proceso detallado de Evaluación de Impacto Ambiental. Esta evaluación ya ha sido documentada y está lista para ser revisada durante el período de consulta pública.

Navitas ha planificado una serie de sesiones públicas en las islas para discutir el impacto del proyecto, permitiendo que los habitantes locales expresen sus opiniones y preocupaciones. John Birmingham, el legislador electo y titular adjunto de Recursos Naturales, subrayó la importancia de administrar cuidadosamente los impactos medioambientales y proteger el entorno único de las Falklands.

La respuesta argentina

A pesar de la magnitud del proyecto y sus implicaciones, la respuesta de Argentina ha sido tibia. Mientras el gobierno colonial británico avanza con sus planes, las autoridades argentinas parecen estancadas en una política de declaraciones sin acciones concretas. Este letargo contrasta con la perseverancia británica, que ha sabido aprovechar cada oportunidad para consolidar su presencia en las Malvinas y explotar sus recursos.

Recordemos que el presidente Milei se ha declarado aliado incondicional del estado Israelí y que en esta operación de saqueo el 65% del capital invertido proviene de una empresa proveniente de dicho estado. El silencio presidencial lo convertiría directamente en cómplice.

Recordemos que el conflicto por las Malvinas es una lucha histórica que Argentina no puede darse el lujo de ignorar. La explotación petrolera en el yacimiento Sea Lion es un capítulo más en esta larga disputa, y cada paso que da el gobierno colonial británico representa un desafío directo a la soberanía argentina.

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