«Insto a Argentina a mantener el rumbo», señaló Georgieva.
Por Tomás Palazzo para Noticias La Insuperable

El Fondo monetario Internacional se metió de lleno en la política argentina y, como patrón de estancia, nos dice a quién tenemos que votar. “Domésticamente, el país tendrá elecciones, como saben, en octubre, y es fundamental que no descarrile la voluntad de cambio. Hasta ahora no vemos que ese riesgo se materialice, pero insto a Argentina a mantener el rumbo”, señaló la titular del organismo, Kristalina Georgieva, en una conferencia de prensa desde Washington.
Como parte interesada en este asunto, recalcan así que no le prestaron dinero a un país, sino a un modelo político de sumisión. Los dichos de Georgieva se enmarcan así en nuevo respaldo proveniente de los Estados Unidos, luego del dado por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, al señalar que “Argentina es un buen ejemplo y merece el apoyo del FMI”.
“Ahora el país no está solo. Estamos allí, la Banca Mundial está allí y la Banca Interamericana de Desarrollo está intensificando su presencia”, describió Georgieva.
Ante la consulta sobre los riesgos que podría afrontar Argentina, la titular del FMI afirmó, por un lado, que “un empeoramiento del ambiente mundial que afectara en igualdad de condiciones también impactará negativamente”.
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DEJA VU Es un fenómeno cognitivo que afecta la percepción y la memoria.
Cabe bien agregar que hoy, la Argentina, va dejando quizá en forma definitiva de ser una Nación con la perdida de su soberanía económica, territorial con sus recursos naturales y con un violado Estado de Derecho producto de las acciones apátridas del gobierno actual en connivencia con los organismos buitres con domicilio central en el país del norte.
El pacto con el FMI firmado por Donato del Carril a instancias de Frondizi tenía cláusulas secretas de implicaban un ajuste estructural como la reducción del 15 % de los empleos públicos, (con el despido de trabajadores), la paralización total de las obras públicas, la privatización de las empresas estatales, la reducción y venta de los frigoríficos estatales, la clausura masiva de ramales ferroviarios (dentro del marco del Plan Larkin), restricciones en el otorgamiento de créditos, aumento de precios y congelamiento del salario mínimo por dos años, entre otras medidas. Poco después se concretó la venta de 40 empresas estatales, proceso iniciado durante la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu.
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