Entre julio y septiembre, la morosidad de las familias argentinas trepó al 10,1%, el nivel más alto desde 2006. Aunque los bancos celebran un rebote del crédito del 7,8% real, el derrumbe del poder adquisitivo y el encarecimiento financiero durante los primeros meses del año empujan a miles de hogares y empresas a atrasarse en los pagos. El reporte del Centro de Investigaciones Económicas Sectoriales (IES) confirma que el modelo Milei está generando un endeudamiento creciente y lejos de ser “orden”, es una bomba de tiempo para la actividad.
Por Celina Fraticiangi para Noticias La Insuperable
Créditos que crecen, bolsillos que no
Un nuevo informe del Centro de Investigaciones Económicas Sectoriales (IES) expuso lo que la calle ya anticipa: cada vez más familias se atrasan en los pagos. La morosidad del sector hogares alcanzó el 10,1%, su valor más alto desde 2006, aun cuando el crédito otorgado por entidades financieras se expandió 7,8% en términos reales respecto del año pasado.
El reporte, citado por Bloomberg, detalla que este aparente repunte crediticio se sostuvo gracias al aumento en créditos personales, financiaciones al consumo y expansiones del crédito prendario, en un contexto donde las tasas empezaron a moderarse luego del shock inicial del gobierno de Milei.
Sin embargo, los bancos cobran, pero los ingresos no acompañan. La presión brutal sobre el salario real —que apenas tuvo recomposiciones parciales— deja a miles de familias haciendo malabares para sostener deudas que crecieron a la par del ajuste libertario.
El deterioro del ingreso, eje de la crisis
El IES explica con claridad que el deterioro de la capacidad de pago no es casual:
- pérdida del poder adquisitivo,
- recomposición salarial insuficiente,
- crédito carísimo en la primera parte del año,
- y endeudamiento para sostener el consumo básico.
Ese cóctel empuja el atraso en las cuotas de préstamos personales, tarjetas y financiaciones al consumo. Una dinámica que en Noticias La Insuperable venimos siguiendo desde que Milei decidió liberar precios, profundizar la recesión y hacer del salario el principal ancla de su “ordenamiento económico”.
Las empresas también se atrasan: alerta productiva
El deterioro no es solo para los hogares. El estudio de IES señala que la morosidad del sector productivo trepó al 5,2%, un salto de 1,5 puntos respecto del mismo período de 2024.
Se trata de un nivel por encima del promedio histórico de la última década, que fue del 4,1% (sin contar la pandemia). En un escenario donde la actividad cae, los costos en dólares se disparan y el consumo interno se derrumba, muchas empresas directamente no pueden sostener su financiamiento operativo.
En otras palabras: el problema ya no es solo la “familia endeudada”, sino un entramado productivo que empieza a mostrar señales de asfixia financiera. Un dato que desarma el relato oficial de “brotes verdes” y configura un frente de tormenta para el sistema bancario y para la actividad en general.
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