CON CARA TRISTE: El Gobierno pisa el freno y posterga la reforma laboral ante la falta de votos

El oficialismo decidió postergar el tratamiento de la reforma laboral y llevarlo recién al 10 de febrero, en una señal política que expone las dificultades crecientes del Gobierno para imponer su agenda en el Congreso.

Por Ignacio Álvarez Alcorta para NLI

La explicación formal llegó de boca de Patricia Bullrich, quien como jefa del bloque libertario en el Senado admitió que se avanzará, por ahora, con la firma de un dictamen abierto a modificaciones, con la intención de seguir negociando apoyos antes de intentar el debate en el recinto.

Sin embargo, la verdadera razón del repliegue es otra. Según fuentes parlamentarias, el oficialismo comprobó que no tiene los votos necesarios para aprobar la iniciativa tal como está planteada, un dato que terminó de precipitar la decisión de enfriar el proyecto.

Un retroceso político que se acumula

La postergación no ocurre en el vacío. En la madrugada, el Gobierno sufrió un duro revés legislativo cuando la oposición logró rechazar el capítulo 11 del Presupuesto, un golpe que dejó expuesta la fragilidad de las mayorías que Milei necesita para avanzar con sus reformas estructurales.

A ese traspié se sumó, horas más tarde, la multitudinaria movilización sindical en la Plaza de Mayo, donde la CGT y otros sectores del movimiento obrero expresaron un rechazo contundente a la reforma laboral y al rumbo económico del Gobierno.

En ese contexto, insistir con el tratamiento inmediato del proyecto implicaba arriesgar una derrota en el recinto, algo que el oficialismo prefirió evitar para no profundizar la imagen de debilidad política.

Dictamen “abierto” y negociación a la defensiva

El recurso del dictamen abierto funciona, en los hechos, como un reconocimiento tácito del retroceso. Lejos de mostrar fortaleza, el Gobierno busca ahora reformular el texto y ofrecer concesiones para seducir a bloques dialoguistas que, hasta el momento, se muestran reticentes.

La estrategia también apunta a ganar tiempo y descomprimir el clima social, marcado por protestas que volvieron a colocar a la reforma laboral en el centro del conflicto entre el Ejecutivo y el movimiento sindical.

Por ahora, el mensaje es claro: Milei no logra disciplinar al Congreso ni imponer su programa sin costos. La reforma laboral, presentada como uno de los pilares del ajuste, quedó en suspenso, atrapada entre la resistencia social y una aritmética parlamentaria que ya no le responde automáticamente al oficialismo.


Descubre más desde Noticias La Insuperable

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario