El caso $LIBRA ya se convirtió en el emblema perfecto del desorden, la improvisación y la opacidad que marcan al gobierno de Milei. Lo que comenzó como una jugada presentada como innovación tecnológica terminó destapando una trama plagada de irregularidades, encubrimientos y vínculos políticos que llegan hasta la Casa Rosada.
Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

Un error que “beneficia” a los sospechosos
La investigación judicial avanza a los tumbos, con fallas tan groseras como el envío de datos incompletos a Interpol. La Fiscalía a cargo de Eduardo Taiano pidió información internacional solo con el alias occidental de Julian Peh, dejando afuera su verdadero nombre: Bai Qihao (白启豪). El resultado fue obvio: Singapur respondió que no había registros de ese nombre.
Lejos de ser un simple error burocrático, este traspié dilató la pesquisa y sembró dudas sobre la voluntad real de llegar al fondo. La embajada de Singapur en Buenos Aires tampoco respondió a los pedidos de cooperación, empantanando aún más la causa.
Milei y la foto incómoda
El traspié judicial cobra relevancia cuando se recuerda que Milei se fotografió sonriente con “Julian Peh” durante el Tech Forum del 19 de octubre, compartiendo luego la imagen en redes sociales. Esa postal, que en su momento se mostró como un gesto de apertura tecnológica, hoy se transforma en una evidencia incómoda del lazo entre el mandatario y un empresario de identidades difusas.
Las revelaciones de Peh
En diálogo con el New York Times, señalan desde EnOrsai, Peh reconoció que fue contactado por Mauricio Novelli, operador clave del mileísmo, apenas un día antes del lanzamiento de $LIBRA.
Novelli le explicó que el proyecto sería impulsado por Hayden Mark Davis y le pidió a KIP Protocol que colaborara en la distribución de fondos. Más grave aún: Peh admitió que Novelli le entregó un texto redactado en inglés y español para que su empresa lo publicara en X, respaldando la “memecoin”.
Ese detalle contradice de lleno la versión de Novelli y de Manuel Terrones Godoy, quienes aseguran que solo actuaron como nexos con empresarios.
El borrado exprés
Cuando la bomba explotó, la reacción oficial fue tan rápida como torpe. Milei borró en minutos el tuit en el que promocionaba el supuesto avance tecnológico, y la Oficina del Presidente emitió un comunicado que intentaba cargar toda la responsabilidad sobre KIP Protocol y sus socios.
Sin embargo, documentos oficiales prueban que Davis había ingresado a la Casa Rosada meses antes de que Peh conociera a Milei, desnudando que el vínculo no era ni casual ni improvisado.
¿Ignorancia o estrategia?
Que la Fiscalía haya mandado a Interpol datos incompletos no puede leerse como un simple descuido. La maniobra benefició directamente a los sospechosos y posterga cualquier posibilidad de esclarecer un fraude que involucra al propio Milei y a su círculo íntimo.
El caso ya es una radiografía del modelo libertario: improvisación disfrazada de modernidad, negocios oscuros maquillados de innovación tecnológica y un discurso de transparencia que se derrumba al primer contraste con los hechos.
La marca imborrable
Más allá de cómo termine el expediente, la marca ya está hecha:
- La foto de Milei con Julian Peh.
- Las contradicciones entre las versiones de los implicados.
- El papelón de la Fiscalía con Interpol.
Todo esto quedará como prueba de que el gobierno que prometía “dinamitar la casta” terminó embarrado en una estafa de manual.
El caso $LIBRA sigue abierto, pero la pregunta es si habrá voluntad política y judicial para llegar hasta el fondo o si, como tantos otros escándalos que rozan al poder, quedará enterrado en un cajón.
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