El empleo formal sigue en retroceso y la precarización avanza

El mercado laboral argentino volvió a mostrar señales claras de deterioro. En septiembre, el empleo registrado cayó nuevamente y confirmó una tendencia de debilidad que se arrastra durante todo 2025, con pérdidas sostenidas de puestos formales, fuerte impacto en el trabajo independiente y un escenario de precarización que golpea con más fuerza a mujeres y provincias periféricas.

Por Ignacio Álvarez Alcorta para NLI

Durante septiembre, el empleo registrado en el país volvió a contraerse, de acuerdo a los últimos datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). La cantidad total de trabajadores formales se ubicó en 12,84 millones, lo que implica una caída mensual del 0,1%, equivalente a 10.700 puestos menos respecto de agosto.

El dato no es aislado. El mercado laboral formal atraviesa una fase de debilidad persistente a lo largo de 2025. Entre junio y septiembre, el empleo privado acumuló una pérdida cercana a 49.000 puestos, reflejando el impacto directo de la recesión, el freno a la actividad y las políticas de ajuste impulsadas por Milei.

Caída del empleo asalariado y retroceso del trabajo independiente

El desagregado de septiembre muestra una contracción generalizada del empleo asalariado, que retrocedió un 0,1% mensual. La baja estuvo impulsada principalmente por el sector privado, que cayó un 0,2%, y por el trabajo en casas particulares, con un desplome del 0,7%. El empleo público, en cambio, mostró apenas una suba marginal del 0,1%, insuficiente para compensar las pérdidas.

El trabajo independiente se mantuvo estable en el agregado, pero con fuertes movimientos internos. Se registró una caída significativa de monotributistas sociales (-1,8%) y autónomos (-0,7%), parcialmente compensada por el aumento de monotributistas comunes. El dato confirma un proceso de expulsión de los sectores más vulnerables del sistema formal.

En la comparación interanual, el panorama es todavía más preocupante. El empleo asalariado cayó en 53.300 puestos (-0,5%), con bajas en todos los segmentos. El golpe más fuerte se dio en el trabajo independiente, que se contrajo un 11,9% interanual, es decir, 378.000 personas menos. Este derrumbe estuvo fuertemente influenciado por la reducción del 63% en la base de monotributistas sociales, producto de cambios normativos y procesos de reempadronamiento que dejaron a miles fuera del sistema.

Industria y minería, entre los sectores más golpeados

El desempeño del empleo privado por ramas de actividad fue heterogéneo, aunque con saldo negativo. En septiembre, seis de las catorce ramas redujeron su dotación de personal. Las caídas más marcadas se observaron en Explotación de minas y canteras (-0,7%), Industrias manufactureras (-0,4%) y Agricultura y ganadería (-0,3%).

En el balance interanual, el empleo privado total cayó un 0,4%. El retroceso fue especialmente severo en la Industria (-1,8%) y en la Minería (-8,3%), sectores que no lograron ser compensados por las leves subas registradas en otras actividades. El discurso oficial sobre una supuesta reactivación productiva choca de frente con estos números.

A nivel territorial, el empleo privado también mostró una fuerte disparidad. 17 de las 24 jurisdicciones registraron caídas mensuales, con Tierra del Fuego y Misiones encabezando las bajas (-1,2%). En el otro extremo, Chubut (+1,0%) y Catamarca (+0,4%) mostraron las mayores subas, aunque sobre bases muy reducidas.

En materia salarial, la remuneración bruta promedio alcanzó en septiembre los $1.797.893, con un crecimiento interanual del 37,8%. Sin embargo, el aumento nominal sigue lejos de compensar la pérdida acumulada del poder adquisitivo.

CABA: menos desempleo, pero más precarización y desigualdad de género

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), la tasa de desocupación se ubicó en el 6,3% durante el tercer trimestre de 2025, afectando a 107.000 personas, según datos del Instituto de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires (IDECBA).

Si bien el indicador se mantuvo estable en la comparación interanual, mostró una mejora frente al segundo trimestre, cuando la desocupación alcanzaba el 7,7%. También se registraron leves subas en las tasas de actividad (55,0%) y empleo (51,6%).

Sin embargo, el informe expone con claridad las desigualdades estructurales del mercado laboral porteño. El 57,8% de las personas desocupadas son mujeres, con una tasa femenina del 7,4%, muy por encima del 5,2% de los varones. Territorialmente, la Zona Sur presenta la tasa de desempleo más alta de la ciudad, también del 7,4%.

La calidad del empleo aparece como otro foco crítico. Aunque el 72,6% de los ocupados son asalariados, el 27,3% no realiza aportes jubilatorios y el 58,1% no cuenta con registro en la seguridad social, un dato que desnuda la persistencia de la precarización laboral incluso en el distrito más rico del país. Además, el 73% del empleo se concentra en el sector Servicios, reforzando un perfil productivo cada vez más frágil.

Los datos oficiales dejan en evidencia que, detrás de los discursos optimistas, el mundo del trabajo sigue deteriorándose. Menos empleo formal, más exclusión del sistema y una precarización que se profundiza, especialmente para mujeres y sectores vulnerables, marcan el verdadero rostro del modelo económico en marcha.


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