Estaba “escondida” en una de las columnas del edificio
Por La Redacción de Noticias La Insuperable

Santiago de Compostela, ubicada en Galicia, en el extremo noroeste de España, es un famoso lugar de peregrinaje que se ha convertido en un símbolo de la lucha de los cristianos españoles contra el Islam. Destruida por los musulmanes a finales del siglo X, fue completamente reconstruida en el siglo siguiente.
La Catedral de Santiago de Compostela es hoy patrimonio de la UNESCO y es visitada por miles de personas todos los días. Solo en 2019, el número oficial de peregrinos que llegaron a la ciudad fue de 350.000.
Es casi imposible creer que nadie haya visto esta pequeña figura masculina tallada escondida en uno de los rincones, pero obviamente, ha pasado desapercibida hasta ahora que ha sido descubierta por un estudioso de arte británico.
Jennifer Alexander, doctora en Historia del Arte e investigadora de la Universidad de Warwick (Reino Unido) que está realizando un estudio en la catedral ha descubierto algo insólito: una «selfie» de más de 900 años de antigüedad. Al parecer se trataría de la autoimagen de un cantero (aquel que trabaja la piedra en la construcción), que quiso dejar su rostro sonriente ahí escondido para la posteridad.

La investigadora británica halló el autorretrato de uno de los canteros de la catedral en la parte superior de una columna que data del siglo XII. El curioso autorretrato de piedra fue descubierto por casualidad mientras la experta examinaba la catedral. La figura de granito mide unos 30 centímetros de altura y representa a un hombre sonriendo, que supuestamente sería el cantero que la talló. A 13 metros del suelo, ha pasado desapercibida durante casi un milenio.

Según Alexander, es bastante probable que la figura estuviese ‘oculta’ para nunca ser vista. “Normalmente este tipo de bromas se esconden en rincones oscuros, donde solo otro cantero podría encontrarlas”, contó la experta a The Guardian. “Esta está escondida en un lugar de la catedral donde tendrías que haber sido un cantero para ser capaz de verla. Está ubicada tras un montón de capiteles en los que no te fijarías, dado su estilo sencillo y plano”. La figurilla aparece a modo de ‘hoja’ en el capitel de una de las columnas de la catedral y, tal y como indica la investigadora, pasa totalmente desapercibida a simple vista. “Es una conexión increíble entre nosotros y la persona que la talló. Es como si hubiese sido diseñada para que únicamente la viese la gente que trabajaba en la catedral. Obviamente, este cantero probablemente ni se imaginaba que tendría que esperar tanto para que alguien viese su obra”, concluyó la investigadora.
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