Estudio sobre fósiles señala que el cuello largo de la jirafa se desarrolló para aumentar sus posibilidades de apareamiento

Atrás quedaron las teorías de que era para llegar a los alimentos en altura.

A partir del análisis de los restos fósiles de un antiguo antepasado de las jirafas, llamado Discokeryx xiezhi, del Mioceno temprano (hace ~ 16,9 millones de años) localizados en el norte de China, un equipo de investigación suizo-chino, a concluido que las características morfológicas del cuello-cabeza de las jirafas se desarrollaron para aumentar sus posibilidades de apareamiento.

En un trabajo publicado en Science, los científicos señalan que «la evolución extrema de los órganos animales, como el alargamiento del cuello de la jirafa, ha sido objeto de intensas investigaciones durante muchas década«.

En el trabajo describen sus observaciones de los restos fósiles de una jirafa macho, «Discokeryx xiezhi, del Mioceno temprano (hace ~ 16,9 millones de años) del norte de China. Esta especie previamente desconocida tiene un cráneo de huesos gruesos con un gran casco en forma de disco, una serie de vértebras cervicales con centros extremadamente engrosados ​​y las articulaciones de cabeza y cuello más complicadas de los mamíferos conocidas hasta la fecha. La peculiar morfología de la cabeza y el cuello probablemente se adaptó a un feroz comportamiento de cabezazos entre machos, comparable a soplar el cuello en las jirafas macho, pero indicativo de una adaptación extrema en una dirección diferente dentro de los jirafas«.

«Este jirafoide recientemente identificado -señalan- aumenta nuestra comprensión de los desencadenantes reales de la evolución de la cabeza y el cuello de la jirafa«.

Las «vértebras del cuello, marcadamente gruesas y cilíndricas«, y esa protección ósea a modo de «casco en la cabeza» de esta nueva especie estaban diseñadas para las colisiones violentas, informan desde el Museo de Historia Natural de Basilea, dos de cuyos investigadores participaron en el estudio dirigido por la Academia China de Ciencias.

En concreto, los machos practicaban el «necking», una forma de combate en el que se golpeaban el cuello unos contra otros para reafirmar su dominio (reproductivo). «Es probable que la capacidad de comer en lo alto de los árboles gracias al largo cuello sea un beneficio secundario del comportamiento reproductivo, y no la fuerza evolutiva principal«, señala el Museo de Historia Natural.

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