La estatización encubierta de la deuda de los bancos: Un canje forzoso que pone a Argentina al borde del precipicio

Este viernes, el Ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, ofrecieron una conferencia de prensa que dejó a todos con más preguntas que respuestas. Los anuncios económicos realizados parecen ser un intento de camuflar la realidad, ofreciendo soluciones cosméticas que no atacan los problemas estructurales de la economía argentina.

Por Walter Onorato – @WalterOnorato para EnOrsai

En una tarde de promesas recicladas y cambios nominales, se develaron las intenciones del gobierno: transferir los llamados «pases pasivos» del Banco Central a «Letras del Tesoro». Esta medida, presentada como parte de la «segunda etapa del plan de estabilización», se percibe como un simple cambio de nombre y un intento de rebranding de una deuda que sigue ahogando al país. «Estamos cerrando la canilla de emisión monetaria vinculada con los intereses que el Central paga por los pasivos remunerados», proclamó Caputo, pero la realidad es que la economía argentina sigue en una espiral de endeudamiento y déficit fiscal crónico.

El punto más controvertido de la conferencia fue el anuncio de un canje forzoso de bonos, conocidos como «puts», en manos de los bancos. Estos bonos, emitidos durante la administración anterior, serán transferidos de manera obligatoria del Banco Central al Tesoro. Caputo y Bausili justificaron esta medida como una forma de devolverle autonomía al Banco Central en la fijación de tasas de interés. Sin embargo, esta movida ha sido criticada duramente como una «estatización de la deuda» y trae recuerdos de medidas históricamente cuestionadas, como la cuenta de regulación monetaria de Martínez de Hoz.

Según Caputo, el objetivo es que el Banco Central pueda «fijar la tasa (de interés) sin comprometer su balance», lo que supuestamente le dará más herramientas para combatir la inflación. No obstante, esta medida parece ser más un pase contable que una solución real a los problemas económicos de Argentina. Cambiar el acreedor de los pases del BCRA a una letra de regulación monetaria no altera el hecho de que, si el superávit fiscal no alcanza, la única forma de cubrir el pago de los intereses de estas letras será a través de la emisión monetaria.

El mercado recibió el anuncio con escepticismo. Caputo convocó a los bancos para una reunión el próximo lunes a las once de la mañana, para discutir la implementación de las nuevas medidas. Esta cita genera incertidumbre sobre cómo responderán los bancos, especialmente ante la posibilidad de una ejecución masiva de los «puts», lo que obligaría al gobierno a emitir grandes cantidades de dinero para cubrirlos.

El lunes se anticipa como un día de alta tensión. «Hay que ver qué hacen los bancos antes de la reunión, esto es una estatización de deuda más un corralón», afirmó un destacado analista económico. La medida de Caputo y Bausili se siente como una jugada desesperada, y el temor es que los bancos ejecuten los «puts» en masa antes de la reunión, obligando al gobierno a una emisión significativa de dinero. Según el propio Javier Milei, el pasivo monetario en «puts» equivale a cuatro puntos del PBI, una cifra que podría desestabilizar aún más la economía si se libera de manera abrupta.

El anuncio fue leído por el mercado como una oferta de canje forzoso, generando más incertidumbre que confianza. Los «puts» son seguros que garantizan la recompra por parte del Banco Central de pasivos que no encuentren compradores en el mercado secundario. Si los bancos deciden ejecutar estos «puts» de forma masiva, lo que puede suceder es un caos financiero, obligando al gobierno a intervenir de manera drástica.

Esta operación técnica no cuenta con el respaldo público de los bancos y ha sido criticada como un simple cambio de acreedor. El ex presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, sentenció que «cambiar el acreedor de pases del BCRA a una letra de regulación monetaria trae recuerdos de la cuenta de regulación monetaria de Martínez de Hoz, es un cambio de acreedor».

El equipo económico asegura que esta medida es un «sinceramiento» de la situación, ya que los pasivos tuvieron su origen en el desequilibrio de las cuentas del Tesoro. Según Bausili, «se reintegra una autonomía muy importante al Banco Central», permitiéndole enfocarse en su misión principal de erradicar la inflación. Sin embargo, la realidad es que el gobierno se enfrenta a un delicado equilibrio fiscal y cualquier paso en falso podría desencadenar una crisis mayor.

El anuncio del gobierno es, en el mejor de los casos, una medida paliativa que no ataca las raíces del problema económico argentino. La estatización encubierta de la deuda en manos de los bancos y el cambio de nombre de los pasivos no ofrecen una solución real a la crisis fiscal. La economía argentina necesita reformas estructurales profundas, no simples cambios cosméticos que solo posponen lo inevitable. El lunes será un día crucial para la economía del país, y la incertidumbre sobre la respuesta de los bancos solo aumenta la tensión en un panorama ya de por sí complicado.

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