Virtualidades argentinas: hacerse el burro

Las fuerzas del cielo y del olvido selectivo se potencian en el ciberespacio más libre del mundo mundial.

Yo qué culpa tengo
Si ya no me acuerdo

(Ya no me acuerdo, Estopa)

Por Silvina Belén para Noticias la Insuperable ·

Ahora que la vie en ligne es La vie en rose de la moda libertaria, lo mejor es hacerse el burro como entonaba Moris en Pato trabaja en una carnicería. Todos los temas que Ayer nomás eran prioritarios, hoy son nada. El rasgado de vestiduras digital por los abuelos, la platita de los jubilados y la educación como prioridad se convirtió en gas volátil en el éter del Ya no me acuerdo.

Tergiversar a Édith Piaf, Moris y Estopa por un puñado de likes se ha hecho carne virtual en nuestros aporreadores de teclado, mabeles y raúles conversos, empobrecidos pero aferrados a las fuerzas del cielo y, claro, con la libertad argenta al palo: a la avenida más larga, a la más ancha, a la birome y la huella digital se le adicionó el ajuste más grande de la historia del mundo, que no es poco si de opacar a Pepe Carioca se trata.

El resultado de la suma es buen veneno para la memoria, como la verdad lo fue pa’ las tripas según el rosarino Juan Carlos. Multiplicar totos, patos y adolfitos es la tarea. Vamos Tratando de crecer en las redes con amnesia y guerra al woke. Y se compite por igualar a javos y gordos con la creación de insultos en el concurso para hacer ruborizar a un camionero.

De la defensa del abuelo, la república y la platita de los jubilados que desvelaban a silvanas e indignados, saltamos a la caza de comunistas propios y extranjeros. La consigna virtuosa es resucitar a los extintos zurdos sin recordar caídas de muro ni Perestroikas. Ni al mismísimo Moris con eso de que “el comunismo resultó complicado”.

Exceptuamos a los chinos, camuflados bajo el rojo furioso pero socios interesantes si los hubiera.  Chinito tú, chinita yo. Xi Jinping es, en el fondo, con swap y renovados yuanes, a lo Miliki, un Chinito de amor. Comunistas de veras hay en España, en Colombia, en Brasil, en Chile y hasta en la UCEDE porque, si don Álvaro Alsogaray viviera, quedaría a la izquierda del bueno de Jinping.

Del fogoso deseo de tener un estado en su justo tamaño, con gestores y equipos, eficiente e inmaculado, con ingenieros, ceos y reparaciones históricas, se pasó al fetiche del topo que lo pulverizará para que al fin gocemos la acracia de mercado. Renovarse es vivir en red. La impaciencia por llegar a la anarquía no es óbice para dejar de exigirle orden a Pato, desde luego.

Raúl, que supo ser bancario enfurecido por pagar ganancias con la yegua pero jubiló a su viejita –costurera engañada por patronos, consignó en la planilla- con moratoria, hoy exige garrote anárquico al geronte abusador, sospechoso, culpable seguramente, de haber aportado poco o nada. “¡No hay mejor anarquía / que una buena policía!”, le explicaba en verso a Mabel, que flaqueaba ante la sangre de viejos meados, en X-tuit glorioso con arroba a Elon.

Nada mejor, claro, que un anarquismo con protocolos y decretos, con cepo extendido y retenciones al campo que fuimos todos, Allá lejos y hace tiempo, cuando don Guillermo Enrique nos encandilaba y Ricardo se bailaba un tango en la Ciudad Luz, a la sombra benéfica de don Segundo. Ahora somos todos superávit e inflación que se pulverizará como desempleo en promesa de prócer riojano, hoy por hoy con más las fuerzas del cielo.

Hacerse el burro y vender excremento verde humedecido bajo el colchón para hacerse de gloriosos pesos, totificados por milagro estilo Lío, con los que solventar la mesa-messi navideña a fotografiar para el IG, no lo dude, ennoblece en el poco etéreo éter del forzudo firmamento nacional.



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2 Comentarios

  1. Extraordinaria Silvina Belén. Sin lugar a dudas, en este nefasto tiempo global se viven las virtualidades argento como nunca antes. Un psicópata «encontrado» por el poder real dominante sirve, con el acompañamiento de su séquito sicario, para inocular mediopelos, es «buen remedio para la memoria». Jauretche tenía una exacta visíón.

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