“Se pierden 1.500 empleos industriales por mes”: alerta roja en las fábricas argentinas

Mientras Milei dice que “el modelo funciona”, la propia UIA revela que el ajuste pulveriza el trabajo industrial. Una hemorragia de despidos que el Gobierno celebra como “eficiencia”.

La industria nacional sangra empleo mes tras mes. Así lo reconoció sin vueltas el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, quien advirtió que se están perdiendo casi 1.500 puestos de trabajo industriales por mes. Lejos de cualquier “rebote” o “crecimiento en V”, lo que muestra el sector es una caída sostenida en actividad, ventas y empleo.

“La industria ha perdido más de 10.000 empleos en lo que va del año”, afirmó Funes de Rioja, y sostuvo que las empresas no aguantan el desplome de la demanda ni la apertura indiscriminada de importaciones.

El modelo de Milei: fábricas vacías y obreros despedidos

El dato no es menor ni anecdótico. Proviene del máximo referente de la UIA, una entidad históricamente alineada con el poder económico. Que hasta ellos reconozcan el desastre del modelo libertario muestra hasta qué punto el deterioro se volvió inocultable.

Desde que asumió Milei, la caída industrial es constante. Sectores como la metalurgia, la construcción vinculada a la obra pública, el textil y el alimenticio sufren una combinación letal de factores: baja de consumo, tarifas dolarizadas, créditos inaccesibles, destrucción del mercado interno y competencia desleal vía importaciones.

“No hay plan productivo”

En su diagnóstico, Funes de Rioja fue claro: el Gobierno no tiene ningún plan para la producción. Mientras se jacta de “ordenar las cuentas”, las fábricas cierran, los trabajadores van al seguro de desempleo y las pymes bajan sus persianas. La famosa “competencia” que pregonan desde el Palacio de Hacienda se da entre obreros argentinos despedidos y productos chinos que llegan a precio vil.

“La actividad industrial está con problemas porque ha bajado el consumo. Los stocks se acumulan, y si no se vende no se produce”, explicó el titular de la UIA, que también cuestionó el congelamiento de pagos del Estado a proveedores e industriales.

Milei: la industria como enemigo

Desde el primer día, Milei dejó claro que la industria nacional no es una prioridad, sino un estorbo. Desmanteló el Ministerio de Producción, eliminó programas de asistencia, y habilitó el ingreso irrestricto de importaciones. Todo bajo el dogma de un “libre mercado” que solo favorece a los grandes importadores y fondos especulativos.

La realidad que viven los trabajadores industriales es exactamente la opuesta a la que narran en sus cadenas libertarias: no hay brotes verdes, ni lluvia de inversiones, ni boom de eficiencia. Hay ajuste, caída, desempleo y angustia.

Silencio oficial y resistencia en los barrios

Mientras tanto, desde el Gobierno nadie responde. El Ministerio de Economía se limita a mostrar gráficos optimistas y Milei prefiere atacar periodistas antes que explicar qué va a hacer con los 1.500 trabajadores que pierden su empleo cada mes.

Pero en los barrios, en los parques industriales, en los sindicatos y en las cooperativas, la bronca crece. Porque detrás de cada puesto que se pierde, hay una familia que deja de comer carne, un pibe que no empieza la facultad, una pyme que se funde, un pueblo que se apaga.


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