
Proscripciones, pérdidas, sinsabores, censura, desperonización y canciones que María Teresa Andrueto evoca en una exquisita colección de textos.
Por Silvina Belén para Noticias la Insuperable ·
A principios de este año se publicó Como si fuesen fábulas, libro de relatos nada convencionales de María Teresa Andrueto. No hay animales humanizados ni moralejas, cabe aclarar, pero sí muchas apelaciones a la memoria, impensados rescates y desafíos a la indiferencia, al pernicioso olvido o a la ignorancia misma. A veces, también, aflora cierta nostalgia.
En su conjunto, la obra nos lleva y trae de un tema a otro, de un acontecimiento a una pregunta, de una lengua silenciada a una reflexión o de un ascenso a una caída, siempre con punzante brevedad. Es, seguramente, en su diversidad y riqueza asociativa, un buen remedio contra el prejuicio, la mirada superficial y el olvido selectivo.

Y en esa diversidad que señalábamos aparece, aunque desde una perspectiva de época amarga, la relación entre sabor y saber que sugiere Ítalo Calvino. Andrueto nos lleva desde la ausencia de sabor de los tomates que se consumen hoy en día hasta la Revolución libertadora y su afán por obliterar el apellido Perón.
Historia, genética de los alimentos, arte y perversidad política se conjugan sin artificio ni incoherencia en un texto que creemos servirá para dar una idea aproximada de lo que puede depararnos la lectura de esta obra. Nos referimos al relato “¿Qué culpa tiene el tomate?”.
Muchas voces confluyen para poner en relieve los sorprendentes alcances asociativos de la demencial intención de borrar por la fuerza del miedo y la prohibición un apellido –Perón-: la de Gustavo Schrauf, genetista de frutas y verduras, la de María Elena Walsh y la de Rolando Alarcón Soto.
Así nos enteramos que, puesto Schauf a la busca del sabor perdido del tomate, al explorar los bancos de germoplasma del mundo, dio con variedades argentinas que usaron los mejoradores en Alemania, con la denominación Perón, y en China, con la JDP, no inscriptos –borrados se diría- en los registros de cultivares de nuestro país. También supo que un mejorador peronista, despedido en 1955, había inscripto tres variedades: Justa, libre y Soberana. Tres variedades que tampoco figuran más.
La existencia del sabroso tomate peronista, a fin de cuentas, no era ninguna metáfora.

El texto cierra con la transcripción de la letra de Alarcón Soto, famosa en los años setenta: “La hierba de los caminos / la pisan los caminantes / Y a la mujer del obrero / la pisan cuatro tunantes / de esos que tienen dinero / ¿Qué culpa tiene el tomate / si está tranquilo en la mata? / Si viene un hijo de puta / y lo mete en una lata / y lo manda para Caracas.”, y con la narradora que remata: “Era como un himno de aquellos días. Lo cantaban los Quilapayún y lo repetíamos nosotros, los que éramos jóvenes en 1973, cuando el autor de la letra moría, cuando terminaba la proscripción del peronismo y el general Lanusse se iba a su casa.”.
Este relato y todos los demás que integran Como si fuesen fábulas, podría decirse, abren caminos en el tiempo de manera tal que, en muchos pasajes, tenemos la impresión de no saber a ciencia cierta si nos hablan simbólicamente de nuestro presente o si nos han llevado a un pasado que anticipa el porvenir cercano.
Andrueto, María Teresa (2025): Como si fuesen fábulas. Buenos Aires, Penguin Randon House. 224 páginas.
Descubre más desde Noticias La Insuperable
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

1 comentario