Bitter Bierce, el no tan amargo gringo viejo

Ambrose Bierce: una figura legendaria de las letras norteamericanas que luchó en el México revolucionario e inspiró a Carlos Fuentes y al director argentino Luis Puenzo.

Por Ficcional, especial[i] para Noticias la Insuperable

El gringo es leyenda. Su ironía impiadosa le valió el apodo de amargo, apelativo bastante injusto por cierto. Nunca se supo qué final tuvo: su rastro se perdió en los campos de batalla de la Revolución mexicana. Se tuvo por seguro que había integrado el ejército de Pancho Villa, pero no mucho más. Suposiciones y fantasía, a veces con leve asidero en textos sugestivos, recrearon sus últimas horas.

Quedaron sus textos, el misterio y su halo legendario. Inspiró el Gringo viejo de Carlos Fuentes, escritor que en cierta forma le adeuda el inicio de su fama. La novela del escritor mexicano, de 1985, fue llevada a la pantalla grande cuatro años después. Gregory Peck interpreta el papel de Bierce, con la dirección de Luis Puenzo.

Las narraciones de Ambrose Bierce aún gozan del favor de los lectores y, por su parte,  la crítica le ha dado jerarquía de maestro entre los pioneros del relato breve moderno. Bastará con acercarse, por ejemplo,  a narraciones como Cuentos de soldados y civiles o a Fábulas fantásticas para saber por qué.

No viene mal, para ir tomándole el gusto a su estilo, paladear una de sus breves Fábulas: El león y la espina.

Un león que recorría el bosque se clavó una espina en la pata. Al encontrar a un pastor, le pidió que por favor se la sacara. El pastor lo ayudó y el león, que no tenía hambre porque acababa de devorarse  a otro pastor, siguió su camino sin hacerle daño alguno. Tiempo después, tras una falaz acusación, el pastor fue injustamente condenado a muerte: lo arrojaron a los leones en el anfiteatro. Cuando las fieras estaban por devorarlo, una de ellas dijo: “Este hombre me sacó una espina de la pata.”. Al oírlo, el resto de los leones, solemnemente, se abstuvieron y el que había hablado se comió él solo al Pastor.  [Fábulas fantásticas (Fantastic Fables, 1899)]

En el terreno de la no ficción, además de los artículos periodísticos, es famoso su Diccionario del diablo (1911). El fragmento de una de las entradas dará idea de la irónica maestría del gringo.

Anécdota, s. Relato generalmente falso. La veracidad de las anécdotas que siguen, sin embargo, no ha sido exitosamente objetada: Una noche el señor Rudolph Block, de Nueva York, se encontró sentado en una cena junto al distinguido crítico Percival Pollard. “Señor Pollard –dijo–, mi libro Biografía de una Vaca Muerta, se ha publicado anónimamente, pero usted no puede ignorar quién es el autor. Sin embargo, al comentarlo, dice usted que es la obra del Idiota del Siglo. ¿Le parece una crítica justa?”. “Lo siento mucho, señor –respondió amablemente el crítico–, pero no pensé que usted deseara realmente conservar el anonimato.”.  […]

Su ductilidad narrativa también le valió un lugar destacado en el género de terror. Lovecraft, nada menos, dice: «En Bierce la sugestión del horror se torna, por primera vez, no ya en la sugerencia o el preanuncio de Poe o Maupassant, sino en una atmósfera definida y siniestramente precisa.».

El apodo, no cabe duda, deja afuera muchos de los sabores que la pluma de Bierce evoca: sin ir más lejos, la acidez de las observaciones y la sequedad de muchos finales de cuento suelen ser en su prosa más frecuentes que la amargura.


[i] Una versión concisa de este artículo fue publicada por Ficcional el 21 febrero de 2023.


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