Un nuevo hallazgo obliga a reescribir mucho de lo que creíamos saber sobre Tyrannosaurus rex y confirma la existencia de una nueva especie cuyos individuos se consideraban hasta ahora ejemplares juveniles del ‘rey’.
Por Alina C. Galifante para Noticias La Insuperable

Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte
Un nuevo estudio paleontológico acaba de sacudir uno de los debates más intensos de la dinosauriología moderna. Investigadores estadounidenses demostraron que el supuesto “joven Tyrannosaurus rex” conocido como Nanotyrannus no era una versión adolescente del legendario depredador, sino un género distinto que convivió con él en los últimos millones de años antes de la extinción masiva del Cretácico.
El hallazgo que reescribe la historia
El trabajo, publicado en Nature por un equipo de especialistas liderado por el Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte, describe un esqueleto excepcionalmente bien conservado (identificado como NCSM 40000) encontrado en la Formación Hell Creek, una región fósil clave del oeste estadounidense. Este ejemplar comparte características únicas con el tipo original de Nanotyrannus lancensis, y su análisis exhaustivo permitió confirmar que no pertenece al género Tyrannosaurus.
Una nueva familia en escena
A partir de modelos de crecimiento, comparaciones anatómicas y un nuevo conjunto de datos filogenéticos, los investigadores demostraron que Nanotyrannus se ubica fuera del grupo Tyrannosauridae, y que en realidad comprende dos especies distintas: Nanotyrannus lancensis y la recientemente identificada Nanotyrannus lethaeus. Este hallazgo derriba décadas de discusiones sobre si los pequeños tiranosaurios eran juveniles del colosal T. rex o si representaban otra rama evolutiva.
Un ecosistema más diverso de lo que se creía
El descubrimiento implica que, en los últimos momentos del Cretácico, dos géneros de grandes depredadores coexistían en Norteamérica. Lejos de la idea de un ecosistema en declive previo a la extinción, los investigadores afirman que la diversidad de tiranosauroideos estaba en su punto máximo apenas un millón de años antes del impacto del asteroide.
Adolescentes o especies diferentes: el debate saldado
Durante años, la comunidad científica se dividió entre quienes sostenían que los ejemplares pequeños eran T. rex inmaduros —una hipótesis basada en diferencias de tamaño y desarrollo óseo— y quienes defendían la existencia de Nanotyrannus como un género independiente. La nueva evidencia, según el equipo, es “concluyente y definitiva”: las diferencias anatómicas son tan profundas que no pueden explicarse por variaciones de edad.
Revisión completa del árbol evolutivo
Las conclusiones del estudio obligan a revisar decenas de hipótesis construidas sobre la base de supuestas etapas de crecimiento del T. rex. Desde la biomecánica de su locomoción hasta su rol ecológico, gran parte de la literatura deberá reinterpretarse a la luz de esta nueva clasificación.
El legado de un cazador olvidado
Nanotyrannus, hasta ahora relegado a pie de página en los debates paleontológicos, emerge como un depredador propio y contemporáneo del rey de los dinosaurios. Más ágil y liviano, habría ocupado un nicho ecológico diferente, cazando presas medianas en los mismos paisajes donde el gigantesco T. rex dominaba el trono carnívoro.
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