Tensión en la línea con Brasil.
Por la Redacción de Noticias La Insuperable

Tres narcos brasileros fueron detenidos al intentar ingresar por un paso clandestino en la zona centro de Misiones. Venían desde Río de Janeiro y no dieron explicaciones sobre su presencia en el país. El hecho, ocurrido esta semana, reavivó las alarmas de las fuerzas de seguridad en la triple frontera, una región históricamente golpeada por el contrabando y el narcotráfico, pero hoy bajo una tensión inédita tras la masacre de Río.
La frontera que no duerme
Los tres detenidos, todos con residencia en Río, fueron interceptados por la Policía de Misiones cuando intentaban cruzar desde Brasil por un sendero oculto en la selva. Al ser interrogados, se negaron a responder. Pero la advertencia quedó encendida: la violencia narco brasileña podría estar buscando refugio o expansión en territorio argentino.
Desde hace semanas, la triple frontera —donde confluyen Argentina, Brasil y Paraguay— es escenario de refuerzos en controles migratorios y despliegue de fuerzas federales con armas largas, que patrullan rutas, pasos fronterizos y zonas selváticas. Gendarmería, Prefectura, la PSA y la Policía Federal coordinan acciones junto al Servicio Penitenciario Federal para evitar que las bandas trasnacionales encuentren apoyo logístico o recluten miembros locales.
Un investigador confió a C5N que cuando se detiene a integrantes del Comando Vermelho (CV), se dispone que sean alojados “lo más lejos posible de Misiones”, porque “estos criminales te pudren la cárcel y generan grupos que crean disturbios o se vuelven células de esas bandas”.
El Comando Vermelho y su sombra sobre el Litoral
El CV no es un actor nuevo. Desde hace más de una década, las fuerzas argentinas, paraguayas y brasileñas investigan sus movimientos. Decenas de sus miembros ya fueron deportados desde Argentina y casi treinta permanecen en cárceles federales. Sin embargo, la masacre de Río, que dejó decenas de muertos, alteró los equilibrios de poder narco en la región.
En ese contexto, el Comando Tripartito, que reúne desde 1996 a las fuerzas de seguridad de los tres países, se reunió de urgencia el jueves pasado. La misión: evaluar los riesgos y coordinar la respuesta frente al avance del CV en la frontera sur brasileña.
El grupo criminal, que acumula unos 56 mil miembros activos, disputa el control del tráfico de cocaína al Primer Comando da Capital (PCC), la mayor organización narco de Brasil. Mientras el PCC domina el tráfico mayorista que atraviesa Paraguay y utiliza Misiones como corredor logístico, el CV se expandió desde 2020 hacia el sur, instalándose en Ciudad del Este y Foz de Iguazú.
Armas, dinero y sangre
Las rutas fluviales del Paraná, el contrabando y las empresas de fachada son piezas clave de un entramado criminal que ya no se limita a las drogas. Las investigaciones revelaron que el CV financia su expansión con operaciones de lavado y tráfico de armas, utilizando estructuras empresariales en Argentina y Paraguay.
Uno de los casos más resonantes fue el de Diego Hernán Dirisio, alias “El porteño”, detenido en febrero de 2024 en un barrio cerrado de Córdoba mientras jugaba al pádel junto a su pareja, la exmodelo paraguaya Julieta Vanessa Nardi. A través de su firma International Auto Supply (IAS), radicada en Asunción, ingresó más de 43.000 armas de puño y fusiles que terminaron en manos del CV en Río de Janeiro.
Las armas eran importadas legalmente desde Europa —Turquía, Serbia, República Checa y Eslovenia—, adulteradas en Ciudad del Este y luego contrabandeadas hacia Brasil con los números de serie borrados.
Una tensión que no se disipa
La frontera de Misiones comparte más de 400 kilómetros con Brasil, y la presencia de narcos brasileños detenidos en territorio argentino encendió las alarmas. En un escenario donde se mezclan armas, drogas y contrabando, las fuerzas locales temen que los cabecillas del CV o del PCC puedan intentar refugiarse o rearmar estructuras en la región.
El mensaje de las fuerzas de seguridad es claro: la triple frontera está en alerta máxima. Pero en un territorio donde los límites son difusos y la selva es espesa, la frontera entre la prevención y el estallido es cada vez más delgada.
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