Aunque parezca increíble, hubo un día que fue 30 de febrero en el calendario
Por la Redacción de Noticias La Insuperable

Como todos sabrán, contar el tiempo, marcar los días, meses y años, es una invención humana que trata de seguir los ciclos lunares -más o menos 29,5 días entre lunas llenas-, y solares, más o menos 365,25 días para que la Tierra gire alrededor del Sol.
O sea, todos los años “sobra” una cuarta parte de día el cual, por convención, se ajusta así cada cuatro años dándose los conocidos años bisiestos que recben la visita del 29 de febrero. Pero, los que pocos saben, es que hace tiempo, un año, febrero tuvo 30 días…
El calendario gregoriano
En todas partes del mundo, desde que el hombre se vio obligado a medir el tiempo (para orientarse, para saber cuándo cosechar, para prevenir), se hicieron calendarios. Algunos, los menos, se basaron en los ciclos de la luna; otros, como el nuestro, en los del sol.
El emperador Julio César, hace casi 2.000 años, impuso un calendario muy parecido al que usamos hoy en día. El llamado calendario juliano alternó los 12 meses con 30 y 31 días, iniciando el año en marzo, por ser el comienzo de la primavera, y dejando a febrero para el final con 28 días (o 29 días cada cuatro años).
Ese cálculo sirvió durante siglos, pero no era exacto. El año solar en realidad es un poquitín más corto: 11 minutos y 14,784 segundos, para ser precisos. No es una diferencia que pueda causar un impacto inmediato pero, con el paso de los años, el desfase es notable. Por eso el papa Gregorio XIII intercedió con su calendario en 1582, para «corregir» la discrepancia. Se hizo sobre todo por razones religiosas, pues el equinoccio de marzo, que marca el inicio de la pascua, se había desfasado por tres días a lo largo de los siglos.
Sea como fuere, el calendario gregoriano es el estándar establecido en la mayoría del mundo. Aunque no todos los países lo adoptaron al mismo tiempo. Primero fueron los que estaban alineados con la Iglesia Católica. En lugar de eliminar años bisiestos en las siguientes cuatro décadas, cortaron de un tajo 10 días. Saltaron del jueves, 5 de octubre, al viernes, 14 de octubre, de 1582. Otras naciones e imperios protestantes fueron reacios, pero finalmente adoptaron el cambio. Reino Unido y sus colonias americanas hicieron el gran salto del 2 de septiembre al 14 de septiembre de 1752.
Fueron los suecos
Pero antes de eso, cuando Suecia decidió incorporar el calendario gregoriano, no quiso hacerlo eliminando todos esos días tan súbitamente. Prefirió hacerlo gradualmente, saltándose los días bisiestos de febrero (o sea, los días 29) durante 40 años, hasta quedar ajustados. Según el calendario juliano que seguían, 1700 era un año bisiesto, pero sólo le atribuyeron 28 días a febrero. Tenían la intención de hacer lo mismo en 1704, 1708, etc. pero, poco después, estalló la guerra y no hicieron los ajustes por estar con otras prioridades.
Unos años después, el emperador Carlos XII se dio cuenta de que el calendario en Suecia no era ni juliano ni gregoriano, así tomó medidas drásticas y abandonó el cambio. Pero, como ya habían omitido el bisiesto de 1700, ordenó que en 1712 (otro bisiesto) se añadiera un día adicional al 29 de febrero, creando así por única vez en la historia desde las épocas de Julio César, el 30 de febrero. Al final, Suecia siguió el ejemplo de sus pares en el norte de Europa y adoptó el calendario gregoriano en 1753, con el mismo sistema de eliminar 10 días en el año de un tajo.
Los que nacieron en Suecia el 30 de febrero de 1712, jamás, pero jamás, pudieron festejar su cumpleaños.
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