Larreta “el Magnánimo”

Las estupideces que escriben algunos periodistas de medios hegemónicos parecen no tener límites.

Por Tomás Palazzo para Noticias La Insuperable

¿Qué sentirán por dentro aquellos periodistas que se ven obligados a callar ante las burradas de sus entrevistados? ¿El dinero que reciben a cambio de su silencio cómplice es suficiente como para esconderse de su propia vergüenza?

Peor aún: ¿qué pasa por la cabeza de comunicadores consagrados, con años de oficio que desgastan las yemas de sus dedos en buscar nuevas y variadas formas de “lamerle el culo” a empresarios y políticos? Sin límites. Traspasando el límite de la estupidez sin el menor de los sonrojos.

El pequeño cuestionario que antecede viene a colación a que, en el día de la fecha, se publicó en el Boletín Oficial porteño la renovación del contrato con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de Micaela Biorci Majdalani, la hija de Darío Biorci, jefe de Gabinete de la AFI y cuñado de la vicedirectora Silvia Majdalani en tiempos del espionaje macrista.

Ambos, Biorci y Majdalani, hoy día, están hasta las manos con la investigación del espionaje ilegal. Es más, Biorci ocupó una de las famosas sillas de la mesa de la Gestapo.

Biorci y Dalmau Pereyra acompañaron a Silvia Majdalani y fueron presentados como sus dos principales colaboradores cuando se realizó el traspaso de funciones en diciembre del 2015.

— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) December 28, 2021

Durante los tiempos de Biorci y Majdalani, hasta el mismísimo Horacio Rodríguez Larreta fue espiado, y lo confirmó plenamente al presentarse como querellante en la causa a mediados de 2020.

Pero el Jefe de Gobierno porteño abogó por la ridícula teoría del cuentapropismo, tratando siempre de despegar a su jefe Mauricio de la causa. Y salió a bancarlo públicamente, basado en algo de tanto peso para la Justicia como «su confianza».

Mauricio Macri no espió ni mandó a espiar a nadie. Confío plenamente en él. Claramente detrás de este procesamiento hay una fuerte persecución política.

— Horacio Rodríguez Larreta (@horaciorlarreta) December 1, 2021

Con lo cual, según él mismo acepta, el espionaje fue cosa de los de la AFI.

Y con Biorci y Majdalani con tamaña mochila en sus espaldas ¿qué hace Larreta? Pues contrata, a mediados del año pasado, a la hija de uno/sobrina de la otra, la mencionada Micaela Biorci Majdalani.

¿Por qué? se preguntará usted. ¿Por qué contratar a la pequeña veinteañera, estudiante de la UCA sin título y sin currículum de esos que me espiaron y saben tanto de mi intimidad y privacidad?

¿Por qué hay un carpetazo? ¿Por que son todos parte de la misma estirpe oligárquica y tienen que estar juntos? ¿Para saldar algún favor adeudado?

Nada de eso señores. Larreta es bueno y lo hace por eso; porque es bueno entre los buenos. Y sino me creen a mí, lean a Carlos Pagni en La Nación:

“Penalizar a una persona por los alineamientos o la conducta de sus padres siempre es reprochable. Sería como exigir a Larreta que revoque el contrato de su gobierno con Micaela Biorci Majdalani en el área de Comunicación Digital, por la sola razón de que salen a la luz las fechorías de su tía y de su papá. O, para ir a un caso más relevante, que despida a Agustina Olivero Majdalani, hija de Silvia, prima de Micaela, de la decisiva presidencia de la Corporación Antiguo Puerto Madero, el reino de Nicolás Caputo, padrino de la vicejefa de los espías, según Macri. Antes de ocupar esa función, Olivero Majdalani fue consejera de la Magistratura porteña. Compartió la mesa con De Stefano, que también fue consejero, siempre reportando al binguero Angelici. La permanencia de Olivero Majdalani y de Biorci Majdalani en la administración porteña cobija un dato político: habla de la magnanimidad de Larreta. De su clemencia. Sigue dando de comer a la familia de la que lo espiaba”.

¡Salve Horacio!

Mas clemente que el de Caloi.

Amén.