La octava jornada en Astaná estuvo repleta de emociones: Liren se lanzó al ataque pero no pudo castigar con eficacia los errores de Nepo ni rematar la partida en los momentos clave.

Por Rodrigo Bisbal para Noticias La Insuperable ·
El match por el título mundial no decae a pesar de haberse producido hoy un empate. El trámite de la partida mostró con claridad que Liren Ding había salido a ganar. Nepomniachtchi, con negras esta vez, optó por defender con una Nimzoindia. Las complicaciones no tardaron en llegar.
El gran maestro chino pronto se adueñó de la iniciativa e hizo todo lo posible por relegar a Nepo a un papel defensivo, algo que se sabe al ajedrecista ruso le fastidia bastante. El ataque de las blancas en el flanco de rey fue sostenido y dio lugar a posiciones muy agudas que inducían a cometer errores que no tardaron en llegar: hubo desaciertos de distinto calibre por ambos lados.
La renuncia al enroque de Ding, el acoso sobre el rey negro y la tensión central que terminó resolviéndose con el saldo de un peón pasado en la columna d para las blancas dieron lugar a que, tras el movimiento 25, se llegara a la siguiente posición:

Liren Ding no reflexionó demasiado antes de jugar 26. d5, que parecía natural a simple vista. Seguramente el sufrimiento por el apuro de tiempo que tan caro le había costado en la partida anterior influyó en la rápida decisión. El movimiento 26. Td3, de acuerdo con el implacable juicio del módulo Stockfish, sin embargo, le hubiera dado ventaja suficiente para llevarse el punto de esta octava partida. El fantasma del tiempo, parece, acosa la psiquis del maestro chino.
La partida, signada por una cantidad importante de imprecisiones y errores en el medio juego, llegó a un complejo final en el que también los hubo. La incertidumbre se extendió hasta la jugada 45. Llegados a ese punto, en posición teóricamente igualada, los aspirantes acordaron las tablas.

La buena fortuna, hasta ahora, acompaña a Ian Nepomniachtchi. Cualquier ajedrecista diría que Caissa lo protege; si la diosa no lo abandona, sus posibilidades de alzarse con el título y la bolsa en euros no serían nada despreciables. Gana 4,5 a 3,5. Restan seis partidas. Pero su antagonista chino todavía está a tiempo de invocar a las deidades orientales: Hotei, Fukurokuju y Jurojin tal vez ya estén en camino para negociar compensaciones con su par de occidente.

La singularidad de este Campeonato Mundial de Ajedrez FIDE 2023 ha llevado a que muchos analistas expongan visiones contrapuestas. Algunos creen que la gran cantidad de errores e imprecisiones que se han sucedido en las ocho partidas empañan el match, que son impropios de la magistralidad. Otros, por el contrario, piensan que el espíritu combativo de los protagonistas genera posiciones en las que el error nace como consecuencia ineludible de la extrema complejidad de las posiciones alcanzadas.
No obstante, lo visto por el momento parece indicar que se trata de una de las contiendas mundiales con mayor lucha, menos aridez, más emociones y menor tendencia especulativa que registra la historia del juego ciencia. También destaca el espíritu deportivo y la calidad humana de los dos grandes maestros que la animan. Sorprende bastante verlos analizar juntos al concluir la partida. Ambos parecen haber dejado de lado el ridículo cliché de las caras de perro fiero y los velados desaires.

Mañana, desde temprano para el huso horario de nuestra región, se jugará en Kazajistán la novena partida. Nepo conducirá las piezas blancas. Aunque lleva la delantera, no se espera de él gran mesura ni demasiada cautela. De Liren, seguramente, tampoco. El estilo de este match da la impresión de haber quedado definido al alcanzarse su segunda mitad.
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