La obediencia y el silencio, como en la mafia, siempre son bien retribuidos.
Por Guillermo Carlos Delgado Jordan para Noticias La Insuperable

Corría el año 2020 y un escándalo sacudió a la política argentina, de tal magnitud, que supo poner al mismísimo Mauricio Macri contra las cuerdas. se trataba de la causa “Súper Mario Bros”, una investigación judicial en la que se destapó una red de espionaje ilegal durante el gobierno de Mauricio Macri. El nombre se lo dieron los propios espías por un grupo de WhatsApp en el que se organizaban, usando como referencia el famoso videojuego.
En esa trama, se descubrió que agentes de la AFI (Agencia Federal de Inteligencia), en lugar de trabajar en inteligencia estratégica del Estado, se dedicaban a espiar de manera clandestina a dirigentes políticos, sindicalistas, periodistas, movimientos sociales e incluso propios aliados de Cambiemos. Uno de los blancos, con nombre y apellido, fue Cristina Kirchner; otros, ligados al mismo PRO, Diego Santilli y Horacio Rodríguez Larreta.
Las causas se tramitaron en distintos juzgados (principalmente Lomas de Zamora y Comodoro Py). Hubo idas y vueltas, con intentos de encubrimiento y traspasos de expedientes que, casualmente, siempre beneficiaron a los acusados.
El Director de Orquesta, el propio presidente, llevaba todo adelante desde Balcarce 50, pero «alguien» controlaba los ingresos por las puertas de los despachos…
La Coordinadora
Detrás de la puerta blindada de la Casa Rosada había otra, más discreta, que servía de acceso a los agentes de inteligencia durante el macrismo. Esa “puertita” llevaba directo al despacho de Susana Martinengo, funcionaria con cargo de Secretaría de Documentación Presidencial, y pieza central de lo que la Justicia «investiga» como una red de espionaje ilegal.
En una investigaciòn reveladora de hace algunos años, Las puertitas de Susana Martinengo, junto a mi colega Tomás Palazzo, mostramos cómo por su oficina pasaban agentes que luego serían bautizados como el grupo de los “Súper Mario Bros”, una banda de espías que espiaba opositores, sindicalistas y hasta periodistas. Nada de papeles inofensivos: eran informes de inteligencia que terminaban en la mismísima mesa de Mauricio Macri.
La coordinadora de espías
Aunque Martinengo se defendió diciendo que sólo recibía cartas y regalos para Macri, las pruebas judiciales y periodísticas cuentan otra historia. En otra investigación de Palazzo, se revelaron registros de visitas y chats de WhatsApp que dejan claro que su despacho era la bisagra por donde entraban los informes ilegales de la AFI.
No eran visitas casuales. Los nombres se repiten: Jorge Sáez, Leandro Araque, Facundo Melo, Diego Dalmau Pereyra, todos fueron imputados en la causa de espionaje. Los encuentros estaban documentados y eran mucho más frecuentes de lo que cualquier “amistad” justifica.
Detención, excarcelación y un expediente pesado
El 30 de junio de 2020, el juez federal Federico Villena ordenó una serie de detenciones en la causa por espionaje ilegal. Entre las 22 personas arrestadas estaba Martinengo. Pasó pocos días en prisión y en julio fue excarcelada mientras la causa seguía su curso.
El expediente avanzó con idas y vueltas. En 2022, la Cámara de Casación confirmó procesamientos para varios agentes de la AFI, y dictó falta de mérito para otros imputados, entre ellos Martinengo. Pero lejos de limpiar su nombre, esa resolución dejó en claro que la investigación seguía abierta y que su papel como engranaje del espionaje macrista no era una “casualidad administrativa”.
De San Martín a Balcarce 50
Para entender cómo llegó hasta la Rosada, hay que retroceder. Martinengo fue funcionaria en el municipio de San Martín durante la gestión de Ricardo Ivoskus, y más tarde se incorporó al PRO. Desde 2015, ya con Macri en la Presidencia, se convirtió en una de las caras visibles de la documentación presidencial, con un despacho privilegiado al lado del poder real.
Su acceso directo a la mesa de Macri la convertía en un filtro clave: lo que llegaba a ella podía terminar en las manos del entonces presidente en cuestión de horas. Y eso incluye los informes de inteligencia que ahora la persiguen en Tribunales.
Las reuniones tras los millones
El espionaje no fue lo único llamativo en torno a Martinengo. Como revelé en una investigación publicada en septiembre de 2020, también estuvo vinculada a un entramado de proveedores millonarios y reuniones políticas que involucraban a figuras cercanas a Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. Esa red de contactos muestra que su influencia iba más allá del “buzón” presidencial.
La estrategia defensiva
En su declaración indagatoria, Martinengo insistió en que “no recibía informes de inteligencia” y que los agentes que la visitaban eran simplemente “conocidos”. Pero las pruebas —los registros de visitas, los chats, los papeles que pasaban por su escritorio— dibujan otra realidad. Una donde Martinengo no era una simple empleada administrativa, sino la coordinadora de un engranaje de espionaje que funcionó a la perfección durante el macrismo.
La omertà
La omertà es un concepto originado en el sur de Italia, especialmente en Sicilia y Calabria, que refiere al código de silencio y lealtad impuesto por la mafia. Básicamente significa que nadie debe hablar con la justicia ni con la policía sobre los crímenes o negocios de la organización, aunque haya sido testigo directo. La omertà no solo implica callar: es un pacto de complicidad y obediencia que garantiza que los secretos del clan no salgan a la luz.
Y ese silencio, obviamente, siempre es recompensado y genera nuevas oportunidades de renovar esa confianza.
Las listas «fantasma»
Todos sabemos que si bien Mauricio Macri parece jugar para un lado, al mismo tiempo suele inclinar la cancha para el otro. Esa aparente indecisión es un sello distintivo que lo lleva a no casarse con nadie y, siempre, siempre, jugar para él mismo.
En las pasadas elecciones bonaerenses, la impericia en el armado político de Karina Milei y Sebastián Pareja, hizo que quedara abierta una ventana que significo una importante fuga de votos para Milei: las listas «fantasma». Una serie de ofertas libertarias «blue» que le terminaron «pirañeando» el 3.19% de los votos a los violetas y que hubiese amenguado la distancia con Kicillof.
Se trata de cuatro listas que compitieron ante los ojos de los votantes con nombres atractivos para el espíritu libertario: Unión y Libertad obtuvo 110.779 votos (1,37%), el Partido Libertario sumó 58.581 sufragios (0,72%), Unión Liberal alcanzó 54.388 votos (0,67%) y Valores Republicanos consiguió 35.185 (0,43%).
Dentro de los candidatos del Partido Libertario, un nombre pasó casi desapercibido en la Quinta Sección Electoral como tercera candidata a Senadora provincial: Susana Martinengo.

Cuando Mauricio Macri decía tiempo atrás que el partido de Milei era «fácilmente infiltrable», ¿se refería a esto?
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