Dieron con la cicatriz umbilical más antigua jamás hallada.
Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

Por primera vez paleontólogos han identificado una cicatriz umbilical en un dinosaurio no aviar. Como todos sabemos, el ombligo es la cicatriz que nos queda a los mamíferos después de nacer cuando se desprende el cordón umbilical.
Un equipo científico, encabezado por Phil R. Bell, de la Escuela de Ciencias Ambientales y Rurales perteneciente a la Universidad de Nueva Inglaterra, Armidale, NSW, Australia, acaba de publicar los resultados de su investigación en la prestigiosa BMC Biology.
«En los amniotas (clado de vertebrados tetrápodos) que ponen huevos, el embrión en desarrollo está atado a varias membranas extraembrionarias, incluido el saco vitelino y la alantoides, que suministran oxígeno y nutrientes y eliminan los productos de desecho metabólicos durante el desarrollo embrionario. Antes o poco después de la eclosión, estas membranas se desprenden del animal y dejan una cicatriz umbilical temporal o permanente (ombligo) equivalente al ombligo o “ombligo” en algunos mamíferos placentarios, incluidos los humanos. Aunque omnipresente en los mamíferos y reptiles modernos (incluidas las aves), al menos al principio de su ontogenia, el ombligo no se ha identificado en ningún amniota precenozoico«, indican en su trabajo.
Pero, los investigadores hallaron esta cicatriz en un fósil de Psittacosaurus particularmente raro y bien conservado. Descubierto en China, nuestro Psittacosaurus fue un dinosaurio bípedo que vivió a principios del Cretácico. Era una forma primitiva de ceratopsiano, un orden de herbívoro con pico que más tarde daría lugar al popular Triceratops.
«Bajo la fluorescencia estimulada por láser (LSF), -explican- el ombligo se revela como una estructura alargada en la línea media delimitada por una fila de escamas emparejadas en el abdomen. La etapa ontogenética relativamente tardía (cercana a la madurez sexual) estimada para el individuo indica que el ombligo probablemente se mantuvo durante toda la vida«.

A diferencia de la mayoría de los reptiles y aves existentes que pierden esta cicatriz dentro de días o semanas después de la eclosión, el ombligo de Psittacosaurus persistió al menos hasta la madurez sexual, similar a algunos lagartos y cocodrilos con los que comparte el parecido morfológico más cercano.
Este descubrimiento es el registro más antiguo de un amniote ombligo y el primero en un dinosaurio no aviar. Sin embargo, aclaran los científicos, dada la variabilidad de esta estructura en los análogos de reptiles existentes, es posible que una cicatriz umbilical persistente no haya estado presente en todos los dinosaurios no aviares.